domingo, 24 de mayo de 2009
Soy y acaso no soy yo, tiéntalo al pensar en la cruda realidad que me altera, que es tener el corazón metido en la nevera, congelado entre barrotes de hielo y empalado en una cruz de madera. Bajo la tenue bruma todo se vay nada queda, muérdago de alambre que pincha y que hace sangrar mi vida entera. Crezco entre espinos y espero que mi amor florezca, pero la belleza duele y me pinchan las flores traicioneras. Resisto cuanto puedo con el pecho ya blandito, que de tanta mala hierba, no ha querido la alegría brotar, y enraíza en mis sentidos el sabor del dolor y la aridez de la tierra.
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