miércoles, 6 de mayo de 2009

El fin de la evolución

La evolución, según los neodarwinistas (y según la mayoría de la gente con tendencias medianamente alejadas del ultracatolicismo) se produce porque unos individuos, con unas características concretas, están mejor adaptados para sobrevivir y por tanto tienen más posibilidades de reproducirse y dejar descendencia, transmitiendo sus genes a esta. Este ha sido el principio que ha facilitado que, durante millones de años, se fueran perfeccionando mecanismos adaptativos en las diferentes especies que las hacían más capaces. Sin embargo, en los humanos, esto se ha acabado.
Estamos en el siglo XXI, y ya no hay distinción. No hay una mejor adaptación, al que no puede se le ayuda, al débil se le pone una muleta. En el mundo de lo políticamente correcto no hay lugar para verdades incómodas, así que no se puede dejar a nadie atrás. Así, se seguirán transmitiendo problemas heriditarios como la anemia falciforme, alergias, trisomías y todo tipo de enfermedades heriditarias. La progresión natural se ha frenado, y se confía en la artificial (terapias génicas, fármacos...) para solucionar estos problemas derivados de la sociedad. Probablemente sea el camino correcto, todo el mundo tiene derecho a vivir bien, sin embargo, da pena ver con qué facilidad se olvida el manido "La naturaleza es sabia", que no me parece tenga que acuñar demasiados peros por lo sobradamente probado que está.
Esta vez, no tocará entonar el Hallelujah que tan pomposamente plasmara Nietzsche, la evolución ha muerto, no dios.

1 comentario:

Lurilla dijo...

Me gusta cómo escribes, mucho. Me gusta también que pareces tener las ideas claras, y sabes lo que piensas. También me gusta que escribas a diario, debería tomar tu ejemplo y hacerlo yo también.

Me ha resultado muy, muy curioso que mientras leía esta entrada, estaba pensando en la teoría del súperhombre, y que seguramente habías leído a Nietzsche, y justo al final, lo nombras. Me gustan ese tipo de tonterías (por no llamarlas coincidencias, que no creo en ellas).

Un saludín.