Mi desesperado corazón,
con esperanzas asqueado y desastrado
por pastores y sus perros,
pide pasos a bocaos.
Ignora los otros muerdos
pues son sin hambre,
sin fe y sin sentido,
se pierden en querer morder
y no encuentran motivo.
Esquiva palos que van,
se reparten como rifas
de feria barata y sucia
que siempre tocan a malas
engañando al que a sí mismo se engaña.
Pastando por praderas amplias,
de valles señor, mas la hierba le manda,
dirige su estómago su pasear
y señorea entre lanas
de un querer esquilao
que vuelve a crecer mes a mes
hasta perder relumbres
de nubes y color de sueño
para tornarse, de nuevo, esperanza que crece y se teje entre pajas.
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