miércoles, 13 de mayo de 2009

Aire

Aire, necesito aire. Necesito aire porque ya no aguanto más. Necesito aire porque mira el qué y se olvidan de preguntar el por qué. Necesito aire porque a cada paso que doy hacia adelante, me dan una voz, me gritan que debo volver. Aire, porque la confianza ni se compra ni se vende, y si no me la regalan, la tendré que coger yo mismo. Aire, porque cuando se trata de libertad, ahogarse no es más que ser capado de alas pies, convertido en un muñeco insulso y roto que sólo puede estar tirado en el suelo viendo cómo lo mueven de un lado a otro. Sí, todo se resume en esa palabra, que queda reducida a un 21% de oxígeno, 78% de nitrógeno, y un 1% de esas esperanzas que necesito cada día para caminar y prometerme que los grilletes que me impiden correr, cuando despierte, ya no estarán.


¿He dicho ya aire?

1 comentario:

Lurilla dijo...

Todos necesitamos aire de vez en cuando.

Es curioso lo del qué y no el por qué. Hace no mucho me di cuenta de que me producen más satisfacción los por qué que los qué. Supongo que es algo típico de una persona curiosa hasta los límites.

Coincido contigo en lo de que, de pronto, aparezca alguien de la nada que da una sonrisa, y que poco a poco se convierte en importante.
Y sí, neurociencia es psicología. Neurotransmisores. Fisiología e histología del cerrebro. Enfermedades neurológicas. Quitando esta última parte... ¡una pasada, vamos! (sí, es sarcasmo).