miércoles, 25 de marzo de 2009

Partiendo con alas de fuego

Pues eso, a sangre y fuego les echaremos de España decía un amigo mío. No es exactamente esa mi intención, pero sí ganar. He hablado bastante con uno de mis compañeros, y hemos barajado varias opciones:

plan a: encerrar en la habitación a todos los participantes menos nosotros tres y las tres tías que más buenas estén durante la primera prueba.
plan b: renunciar y encerrarnos nosotros y las tres tías más buenas en tres habitaciones siguiento las siguientes normas:
-No más de 2 personas por habitación
-No menos de 2 personas por habitación
-No más de una persona de cada sexo en cada habitación
-No menos de una persona de cada sexo en cada habitación
Plan c: pegarles a todos, pese a que su número quizá nos supere
Plan d: ir turnándonos en la habitación él y yo, y el tiempo que se esté fuera practicar el deporte nacional (de Asturias) que es el levantamiento de vidrio

Estoy seguro de que cumpliendo estas premisas no puede salir mal.

Bueno, ahora cogiendo (un poco de) seriedad, se ve bastante jodido hacer un buen papel, los problemas son una jodienda con todas las letras y hay gente (no los considero personas) que se lleva preparando años, pero a darlo todo y a sacar cosas positivas (más allá de dos días menos de clase y los 380 euros :P XD).


AAAAGURRR! digoooo... adeu!

Recuerdos de celulosa

Parto en bote de cristal,
el cielo por techo,
la brisa será mi despertar,
no me someteré a crítica fugaz
ni a menciones de absurdo caminar.

Se esconderán las palabras
tras un manto de papel,
incómodas las páginas
entre la pirueta del tango
que a altura las sitúa.

Se removerán sus párpados,
siluetas de mi sueño,
en cuanto el compás de una pelota
entre dos paredes lo marque.

Al fin de la partida,
cuando mueran por peteneras
que devoren mis oídos,
cundiendo su suave son en tañidos de otros grillos,
marginados y relegados, queden a estación en tierra
sufrirán el amargo decoro
de verse relegadas a adorno.

Y cuando se crean espantadas,
crueles víctimas cuasi humanas,
verán que la partida regresa,
que lo que fue noche ahora es día,
y que en claridad de venas de ciudad hallarán refugio.

Articulado brazo
de aquellos que moran bajo tierra,
de brillos y oscuridad, de gris y ruido,
que marca el son del reloj.

Toque de demonio,
nota infame.
El reclamo del fugaz refugio de imaginación
que amarga me embarga
y halla en mí recipiente de sedas entretejidas
que en fino hilo deshilacho.

Tiro anudados requiebros
que no acierto a desligar,
no temo perder el sentido,
sé que el camino que escoja resolverá la madeja
y no alojará en mí sombra.

Brillen pues de albor los mares
y me sumerja yo en ellos.
Trinen sirenas audaces,
¡y se me permita mojarme cuanto quiero!

miércoles, 4 de marzo de 2009

Lágrimas derramadas en un vaso,
comunes retazos de pena,
rencores sujetos al tejido de la realidad
y presuntas culpables de la agonía.

Lágrimas derramadas en un vaso,
no sois más que tiernas perlas de mar,
escudaros fingis tras emblemas de años
que en pluma os camufla,
turbais con vuestro ofusque el de otros,
matais con sal las mejillas,
quedando abruptas a la salsa de carmín.

El carmín disimula la transparencia,
cubre la vergüenza con mentira
y endulza la vida.
Perfume afrutado, mango, coco,
manzana ácida para los oídos propiamente engañados.

Este engaño provoca ira,
rencor transluce el temor,
órgano sin hueso valiente por desesperación
que en su ironía puntiaguda
sin nada que perder empala.

Empala el objeto del odio,
empala porque tiene que hacerlo,
empala el fulgor de las costillas dobladas,
el alegre trino de los pájaros disformes
que al trasluz de aire de peces se vuelven cuervos.

Se esconden entonces los ojos,
no quede carroña del que se hizo mar,
ni aproveche David para volar sobre el pecho
y hundir el golpe de mismo tamaño que el destino...

Alegría con fecha de caducidad

Veía correr las gotas de agua tras el cristal de la ventana. No es el comienzo de un cuento barato (o no), ni una de esas imágenes tópicas para representar la apatía o el encierro en casa, realmente las veía, y veo, pasar. Si ayer, con el sol, vino un ánimo renovado, hoy se ha ido. Tan rápido como vino. Tan fugaz como una llama de vela, con los segundos contados marcandos por una canción (de Iratxo en este caso). Tan desoladora como la droga. Cuando llega ilumina la cara, te hace sonreír (sí, para todos aquellos ateos respecto a mí, sonreía), te anima y te hace pensar que algo bueno puede pasar ese día. Pero también, cómo la droga, deja una sensación de vacío devastadora cuando se marcha. Precisamente las drogas se encargan de eso, de hacer que nuestro cerebro segregue la "sustancia de la felidad". Aún sin droga de por medio, el poder de esta sustancia es tal que, al compás de un cambio climático y anímico, tumbar a alguien en un sillón. Apatía con forma de adulto en ciernes. Desengaño, como tantos otros, mal recibido. Esperanza que se arrastra lejos del que, horas antes, la atesorara con ternura y la arrullara lentamente, al son de una rumbita. Con ganas hasta de bailar, de saltar, de reír. Parece que compré alegría caducada ya. Creo que debería cambiar de supermercado.

Perdiendo el tiempo

Mi tiempo, cómo el de todos, es escaso. No me refiero a que tenga poco tiempo libre, tengo más que unos y menos que otros, me refiero al tiempo en general. Obviamente se puede tachar esta sentencia de dramática o demasiado trascendental, pero al que le moleste puede meterse sus críticas por el c... corrector ortográfico y publicarlas aquí, que serán ign... igualmetne consideradas. Por supuesto unos tienen más tiempo y otros menos. Unos lo aprovechan más y otros menos. Eso está en la mano de cada uno, y así uno esté en paz consigo mismo ya puede rascarse la barriga en su cama toda la vida. Total, no creo que sea muy caro, y es un buen hobby para estos tiempos de crisis. Tanto espiritual cómo económica. A mí cómo la económica no me afecta (atrás, avalancha de economistas ansiosos por robar una tesis multimillonaria), simplemente porque tampoco dispongo de capital ni de necesidades ingentes que me impulsen a algo más que las cuatro tonterías de siempre. Si me quedo corto, como parece que me está pasando últimamente, se aviene a dos motivos: contar menos el dinero y ser más espléndido. No se notará mucho, pero yo lo noto. Enfin, dejando a un lado mis finanzas del Masymas, la espiritual es otra cosa. Los ocupados con la crisis económica no se preocupan, ni tienen tiempo siquiera, de preocuparse por la espiritual. Los que nos cuestionamos esta, llegamos hasta, cosa rara hoy en día, pensar. Sí, un espacio de tiempo dedicado a la reflexión puede ser hasta útil. ¿Qué pasa cuando tenemos la sensación de perder el tiempo? Nada, supongo, al menos en mi caso, salvo que de vez en cuando entran brotes de súbita ansiedad y se corre a hacer algo "productivo" para calmarse un poco.
Ahora bien, cuando son otros los que se dedican a tocarnos la moral, la cosa cambia. No se trata del "si me da la gana de dormir, duermo, ¿algún problema?". Se trata de que no nos dejan dormir. Nos dicen: "siéntese ahí y sonría", y claro, poniendo cara de gilipollas subido estamos guardando formalidades hasta que se nos queda el culo tieso, la garganta reseca y las manos blancas de tanto apretarlas entre sí, soñando con el cuello del interlocutor del caso.
Vale, yo no seré el alumno más aplicado. Tampoco me gusta ir a clase, cae de cajón. Pero que me hagan ir hasta Oviedo a ver al rector, y que tan expléndido y digno señor no haga más que soltar tontería tras tontería acaba por crispar a uno. No cuestiono la dignidad de este señor. Siquiera cuestiono que su tiempo se más valioso (por discutible que sea). Pero, considerándolo así, hacer que nos movamos por un par de fotos y un fragmento de vídeo resulta irrisorio. Una forma de perder una mañana poniendo cara bonita y cagándome en el servicio de transportes y las calles de Oviedo. Pero esto da para mucho más, y por hoy, se acaba aquí.
Te invito a pasear, con la luna de farol, las nubes por techo, nuestros cuerpos la habitación...

domingo, 1 de marzo de 2009

Fui buscando tu olor
y no lo encontraba
rebusqué entre las basuras,
me asomé por las ventanas,
recorrí ríos y mares,
saltaba, corría, volaba.
Pero no apareció,
no brilló la luna mala,
delatando tu rastro sincero
ni se abrió la sala
desvelando mis te quieros.
Si no sé, ¿cómo hallar?
Nunca me he prendido de tu pelo
ni he despertado en tus mantas.
Siempre he soñado despierto,
soñado que te soñaba,
que tus deditos y los míos
se prendían, se entrelazaban.
Sueños de amor sin rutina,
de mil noches y veladas,
de que bailabas conmigo
y eso nunca se acababa.
No me esperes despierta
cuando aparezca mañana
y me acercaré discreto
hasta los pies de tu cama.
Te susurraré al oído
que hay alguien que te ama.