miércoles, 4 de marzo de 2009

Lágrimas derramadas en un vaso,
comunes retazos de pena,
rencores sujetos al tejido de la realidad
y presuntas culpables de la agonía.

Lágrimas derramadas en un vaso,
no sois más que tiernas perlas de mar,
escudaros fingis tras emblemas de años
que en pluma os camufla,
turbais con vuestro ofusque el de otros,
matais con sal las mejillas,
quedando abruptas a la salsa de carmín.

El carmín disimula la transparencia,
cubre la vergüenza con mentira
y endulza la vida.
Perfume afrutado, mango, coco,
manzana ácida para los oídos propiamente engañados.

Este engaño provoca ira,
rencor transluce el temor,
órgano sin hueso valiente por desesperación
que en su ironía puntiaguda
sin nada que perder empala.

Empala el objeto del odio,
empala porque tiene que hacerlo,
empala el fulgor de las costillas dobladas,
el alegre trino de los pájaros disformes
que al trasluz de aire de peces se vuelven cuervos.

Se esconden entonces los ojos,
no quede carroña del que se hizo mar,
ni aproveche David para volar sobre el pecho
y hundir el golpe de mismo tamaño que el destino...

1 comentario:

Deamar dijo...

Qué triste...

PD: Mmmm... coco, yo uso colonia de coco :)