martes, 23 de diciembre de 2008

Hasta más ver

Au revoire dijo Voltaire alzando su chapeau al aire es dicho común y, cómo no, acudiré a este mismo dicho para anunciar mi partida a ir a reunirme con mi padre y sentarme a su derecha en el reino de los cielos y... ¡uy! Esto no iba aquí, perdón, retomando el hilo anterior que me tengo que ir a ver a la familia, pasar las fiestas por allí (se intentará encontrar con quién salir, y espero que esta vez se consiga) y nada, a pasar como se pueda y adelantar tarea que es lo que me queda básicamente.

Así que nada, para todos los que no lo haya dicho, y para los que sí también, que estoy generoso, les deseo aún desde Gijón unas felices y alcohólicas (en caso de que quieran, como es mi caso) fiestas.

¡A pasarlo bien!

Buses ateos

Sí, aunque parezca una broma algunos autobuses pueden tener cierta cualidad que, bien fundamentada, puede resultar encomiable. La idea, surgida en Gran Bretaña, viene dada por el hecho de que la iglesia católica se anuncie de múltiples formas, y esto pretende ser una campaña contraria a esto mismo que permita más "opciones".

Aquí se puede ver la noticia: http://www.humanism.org.uk/site/cms/contentViewArticle.asp?article=2492

lunes, 22 de diciembre de 2008

Arlekín de profesión

Los arlekines no sonríen, pero hacen reír a los demás, atrapados en la ironía de su propio chiste.

¿Soy?

Poeta de mierda, poeta maldito, romántico perdido, decadencia personificada, melancolía en tarro de piel, buscador de utopías, pescador de hombres incluso, aunque esta última es ya más atrevida, todas estas son metáforas con las que me defino y que no acaban de cuadrarme, quizá sí poeta maldito por compartir de estos los vicios y el... ¿asco? Puede ser, pero al menos me libro unos días al mes (sí, algo así como la regla, pero al revés supongo), bueno, algunos meses, este parece uno de ellos, a ver cuánto dura un poco de tranquilidad mal adquirida, que no acaba de estar bien pero que no llega a estar todo lo mal que podría, enfin, mediocridad de término medio que no acaba de cuadrar en los esquemas. ¿Es un problema de planteamiento? ¿De espectativas? ¿De personalidad? ¿O acaso nada de esto y algo totalmente opuesto?

Enfin, me defino con lapiz y tengo trazo borroso, un dibujo y una palabra me arrancan la sonrisa que ni mil risas escamotean a unos labios mortuorios grabados en el cinismo y la acidez.

¿Quién me conoce? ¿Me conozco? ¿Alguien se atrevería a responder a estas preguntas?

Si supiera cómo soy... ¿Actuaría diferente? ¿O ya lo sé? ¿Encontraré lo que busco o seguiré trastabillando por mis propios pies?

domingo, 21 de diciembre de 2008

Estrella fugaz

Dicen que si ves una estrella fugaz hay que pedir un deseo. Algunos dicen que es un alma que va al cielo, otros que es una de las maravillas de dios, y los más crédulos que es una masa de materiales densos que al entrar en la atmósfera a una velocidad tan grande se queman por el rozamiento. Yo caigo en el último saco, como no. Una vez una amiga mía me dijo que era como una estrella fugaz, que cuando brillaba era cuando se quemaba. Esta observación (obviamente alegórica, no cogía el mechero para brillar) nos llevó a una pequeña discusión, yo insistía en que el brillo quedaba. Pero como todos, también puedo cambiar mi opinión, por terco que sea. Este es uno de esos momentos. Ser una estrella fugaz está sobrevalorado, al igual que conceder deseos. A nadie le gusta quemarse, no soy una excepción, y si hago bonitas frases y majaderías varias, de poco sirve para aliviar el ardor. Así que, sé listo, y pide el deseo antes de que me desintegre del todo.

Cerveza

Fue a buscar la cerveza a tientas desde la cama. La encontró tirando un poco en el proceso. Estaba caliente. No le importaba. La bebió de un trago. Se atragantó. Casi vomita. Se revolvió en su sitio agarrándose el estómago. Medio rodando salió de la cama. Se cayó. Se dio un buen golpe en el suelo. Ni siquiera lo sintió. Fue a gatas hasta la puerta. Se colgó del pomo para levantarse y abrir la puerta. Se tambaleó hasta la cocina. Abrió la nevera. Sacó una litrona. La abrió. Echó un trago largo. Protestó su estómago. Echo otro trago. Se le escapó una lágrima. Cayó en la cerveza. Se diluyó en ella. Se acabó la cerveza. Se acabó la lágrima. Está vomitando en el baño. No molestes.

Bilis

Indiferencia, desidia,
frío amargor extraño,
extraño a quién no cata,
a quién no dan de lado.

La vida, simpático, alegre,
siempre con la sonrisa marcado,
morir sonriente es el sino
hay hipocresía para rato.

Palidece mi ansiedad
a los pies del fracaso
escupiendo mi maldad
mira aquí lo que he pintado.

Azufre y sangre huelo,
en versos me desgrano,
sentimientos que matan
ira, ardor y desencanto.

Por mil fórmulas pasé,
quemo orgullo y odio parto,
mas de partir y quemar
a ellos no les alcanzo.

A los grandes imito,
río de frío y sarcasmo,
y en las noches al vomitar
mi amargura reparto.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Agradecimiento

Pues ante la ausencia de un espacio temporal más dilatado, pues mi presencia en este mundo es efímera y lo que me ata a él es un pequeño hilo de vanidad y tesón mientras que las cadenas en sentido contrario afuegan y oprimen el alma que quiere volar libre, me veo en la obligación de acudir aquí con brevedad, concisión y especial tino a la hora de cumplir la labor que mi propio espíritu me encomienda y me obliga a realizar por deber ético y moral para con uno de mis semejantes.

Por todo ello simplemente mi más sentido agradecimiento a la persona cuyo espíritu creativo a sabido enriquecer este espacio que pretende, al menos en cierta medida, ser un pequeño remanso de cultura y sobriedad artística.



En cristiano: que es tarde, me tengo que ir a la cama, y antes de ello paso a agradecer a Medea el banner que luce ahora este blog ^^.

martes, 16 de diciembre de 2008

La tormenta

Abrió los ojos e instintivamente se intentó llevar la mano a la frente pero las cuerdas se lo impidieron. El dolor de cabeza no le dejó darse cuenta al instante de que estaba atado. Sintió como la sangre corría por una brecha en la cabeza y finalmente se dio cuenta de que se encontraba en medio de un descampado. La hierba verde se mecía al son del viento acompasando la danza de las hojas de los árboles, que se quejaban con crujidos y pareciera que fueran a partirse en dos. Junto con la sangre, el agua al poco hizo su aparición, acompañada de sonoros truenos que servían para empeorar la escena. Comenzó entonces su pugna contra las cuerdas, pero el que le había dejado allí sabía hacer nudos, pues lo intentó durante un buen rato sin éxito. Jadeando, mientras el vaho se escaba de su boca cuál aliento de vida, fue tomando consciencia de que llevaba tan sólo una camisa fina de algodón blanca y unos pantalones vaqueros anchos. Ni siquiera llevaba zapatos y los pies descalzaos, y más helados que el resto del cuerpo, estaban llenos de barro. Pensó que si seguía allí se iba a morir de frío, así que siguió forcejeando, pero ni se le daba bien pensar ni se fijaba demasiado en las cosas pues con un sonoro crujido un rayo le transformó en un cadaver carbonizado y humeante...

Sonrisa esquivada

Echo de menos las sonrisas de octubre
las caricias que no tuve
por no querer arriesgar
por quedarme en nada más.

Extraño aquello que,
pudiendo ser, no fue,
aquellos labios tristes,
sólo esos entre miles.

Y aunque lo quiera negar
la estudidez está detrás,
nunca he sabido actuar
¿qué habría de cambiar?

lunes, 15 de diciembre de 2008

CD's de Juan

Comenzamos esta pequeña historia de verano como cualquier otra en estas peculiares fechas, un precioso sol que copa el cielo, calor y, cómo no, vacaciones, eso que todo el mundo necesita. Tenemos también a nuestro querido protagonista, Juan en este caso, que sale de casa tranquilamente, da una vuelta por ahí y al volver a su casa mira el ordenador y descubre que se ha descargado por fin el disco que había puesto a descargar el día anterior, por lo que se pasa un buen rato escuchándolo mientras mira algunas otras cosas en su ordenador tranquilamente. Llega la noche y con algo de dinero que le sobra, como le gustó el grupo decide ir al concierto que dan en la ciudad. Allí conoce a una chica con la que semanas más tarde acabaría saliendo.


En el segundo caso nos encontramos con que Juan ha salido de su casa, ha ido a la tienda de discos y se ha comprado el disco de este mismo grupo. Descubre, como en el caso anterior, que efectivamente le gustan, pero como no le queda dinero se queda en su casa aburrido y algo enrabietado por no haber podido ir.



Diferencias:
1.a En la primera, nuestro poco singular y ejemplar protagonista queda satisfecho con lo que ha pasado y a la larga entablará una bonita relación.
1.b En la segunda, el protagonista no llega más que a aumentar su frustración.

2.a En la primera, el grupo de música consigue aumentar su público y recibir más beneficios
2.b En la segunda, el grupo de música recibe alrededor de un 5% del dinero que se gastó Juan en comprar el disco.


Como se suele decir en estos casos: "A gusto del consumidor"

Al poeta

Qué libertad da el saberse libre
y creer que no más cuerda que me ata
y cualquier pellizco de aire me sirve.

La mano que se escuda tras la pluma, que tras el papel se acobarda, que a las teclas acaricia y que arrulla a las palabras cuando habla, que ríe y que sueña más con ellas que con la fría mirada de la compañía no deseada, que encuentra en los olvidos recuerdos de noches pasadas entre botellas y amadas, pues amadas y botellas se confunden cuando se aman ambas y no se determina la más bella, y mientras los labios sirvan para unas y otras sin cuidado y sin premisa los poetas se deslizan por las noches que acicalan a estas tan bellas damas, y cuando la luna ríe el poeta ríe con ella sabiendo que es aquella la más bella de sus damas la que escucha sus lamentos, sus poesías y amalgamas y hasta mus más tristes rimas con una sonrisa en la cara que al cantar ríe valiente y coqueta se presenta cada noche que el la busca haya frío, lluvia o tormenta, y de entre afilados bordes de las sombras que acobardan el poeta encuentra monstruos donde otros sólo ven ramas y pues su mente divaga, sus pensamientos se esfuman entre niebla poco clara y si acaso en terco invierto que ya ha calado en el alma intente anidar el frío y apagarle la mirada el brillo opaco dura poco pues si no hay razón perlada para largar ya los versos que se acumulan en el alma no habrá ya más cortesía, más sonrisas desgastadas más cantar de fría estrella que permanece alejada y todo irá papel de seda que se quema y queda en nada y vuelan las cenizas en que se ha quedado el alma, la vida, divina comedia, de ironías estas plena, abandona a quién la busca y persigue a quién la encuentra, por eso al romance elude que la anuda y la delata y sólo queda ya brindar por una última mirada...

La bella y la bestia

Pues aquí estoy, de nuevo haciendo gala de un escaso sino nulo pudor al respecto destrozando un clásico donde los haya y "modernizándolo", sin más:

Pues esto era un príncipe que por ser un chulo putas, alguien se había chinado y le transformó en una bestia, y por joder también transformó al resto de habitantes del castillo en lo primero que se le ocurrió, que como tampoco tenía mucha imaginación eran muebles.
Como también era un cachondo y sabía que al príncipe se le daba mal la jardinería, le dio una rosa y le dijo que si se le moría la broma sería permanente. En esto llegaron a la ciudad un padre, que con lo de la crisis había quedado en el paro por un expediente de regulación de empleo, y su hija, que era un poco puta y tocanarices) Mientras el padre iba al inem, la hija se dedicó a dar una vuelta por ahí y el más gallo del pueblo dijo que se la iba a tirar delante de los amigotes, pero ella pasó de él y como también le iba un poco el royo ocupa fue a la casa de la susodicha bestia, donde por morbo más que otra cosa se quedó hablando con esta.
La bestia se esforzó por ser amable, pero en realidad era un borde y la tía se acabó yendo. Mientras, el gallo que pensó que se había tirado a la bestia, para no quedar mal con los amigos y como era un cobarde fue con un grupo de gente a darle una paliza. Entonces la tía, a la que en realidad le gustaban los bordes, fue a intentar impedirlo, pero le cascaron igualmente porque no llegó a tiempo.
Aún así, antes de que la margarita se fuera a tomar viento del todo se lo tiró, se volvió a convertir en humano, y disfrutando de sus privilegios de príncipe se vengaron y oprimieron al resto de habitantes, consiguiendo por enchufe un puesto de ministro para el padre.

Fin.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Todo por la patria

Los contendientes estaban unos frente a otros mirando cada un a su homólogo, la lluvia caía incesantemente empapando la ropa de unos y otros, dificultando la visión y el avance, y el frío glacial atenazaba los músculos y dejaba las manos tiesas y agarrotadas. Todo hacía presagiar un mal comienzo y así fue: a cada placaje esperabas no saltar en pedacitos como una estatua de hielo, y el balón resbalaba de un lado a otro sin gran orden ni concierto, y al fin, llego a mis manos...

Hora y media después, compartiendo chanzas y sin acusar milagrosamente las menos de seis horas de sueño que había tenido la noche anterior se ponía rumbo de vuelta a casa.

Y para el día antes de reyes, para que vean lo bueno que he sido, toca placar de nuevo.

jueves, 11 de diciembre de 2008

El baile de la luna

"Respiro el aire de noche
que enturbia la luna clara
luna de rojo y celeste
luna que aún triste me ampara.

Me acuna en su dulce filo
que más que cortar me ama
reluce el ópalo brillante
y a la noche, en su noche espanta.

Pasa las horas en vela
desfila, por el cielo marcha
entre vapores se escuda
la sigue una gran comparsa.

Voluble cuál solo amante
su amor para mí no cambia
la mire cuando la mire
su sonrisa no me falla.

Y aquestos versos comidos
arrancados a mi alma
que le dedique a la luna
se hacen a sí mismos falta.

Bailo y el aire cruje
se estiliza el perfil del alba
y tras una sutil vuelta
se esfuma la luna adorada..."

Con aquella canción, una de las tantas que había compuesto para sí, pues el rey lejos de gustar de este tipo de cosas se aferraba a gracias clásicas y a cantares que ensalzaran sus virtudes y las de antiguos caballeros y señores, despreciando las "ñoñerías" típicas de las damas y gente demasiado débil y sensible, pasó la noche, escondiéndose poco después en una pequeña cueva, y guareciéndose en ese mundo gris, rugoso, y casi demasiado pequeño para él mismo, se echó a dormir.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

¿Por qué?

Una pregunta que probablemente halláis hecho millones de veces, si es como en mi caso, en algunas ocasiones por saber, en otras simplemente con ánimo de molestar (cabe destacar que aún no he conseguido hacerla con ánimo de lucro, aunque estoy trabajando en ello y espero que dentro de poco dé resultado), pero siempre, aunque sea sobre una misma materia, es capaz de levantar una legión de respuestas a su paso, y casi cada una de ellas es capaz de levantar una legión de preguntas construyéndose así un árbol de infinitas ramas que recibe el nombre de conocimiento. Algunos pueden considerar la respuesta a estas preguntas como única, por ejemplo: ¿por qué las plantas realizan la fotosíntesis? Porque unos orgánulos que tienen que son los cloroplastos derivan de unas bacterias primigenias existentes hace millones de años en los albores de la existencia realizan esta función necesaria para que la planta adquiera materia orgánica y por la que, para los que no lo sepan, por extensión vivimos nosotros.

Sin embargo, cuando se trata de aplicar dicha pregunta a la vida, esta se complica en sobremanera. Mil veces me he llegado a plantear (afortunadamente no tantas me han planteado a mí) "¿por qué la quieres? ¿por qué les aprecias?..." infinidad de preguntas con una solución del todo imposible. La respuesta a estas preguntas es de una complejidad que va más allá del propio entendimiento y que mezcla lo psicológico, lo social y hasta lo físico (no hay que olvidar que los diferentes receptores sensoriales y las hormonas afectan en gran medida a las relaciones personales).

Por todo ello no quiero decir que todo sea justificable con un "por algo será", pero sí pretendo agregar que no pienso retractarme de mis sentimientos porque sean considerados irracionales o fuera de lugar e instaría a hacer lo mismo a todo aquél que se precie de tenerlos.


¿Por qué?



¿Y por qué no?

martes, 9 de diciembre de 2008

Insanidad crónica

A pie de calle tenemos hoy en nuestra comunidad el debate de la medicina y, como siempre, no hay forma de llegar a un acuerdo. Por un lado están los que abogan por el señor Quirós (ya que el título de doctor a mi entender le va un poco sobrado a alguien que no ha pisado una consulta), defienden el que los médicos trabajen más y mejor porque, como no podía ser de otra manera, unos profesionales que han tenido que formarse durante más tiempo que cualquier otro en nuestro país (por mucho que le pese a cualquiera de los individuos que se reafirman en su idea de que debido a poseer unos sueldos “exorbitados” deberían saber lo que es trabajar) y que no por ello reciben cierto respeto (en esto hay que reconocer que no ostentan diferente gradación a la mayoría de trabajadores) ni consideración. Por otro lado tenemos a aquellos que se consideran satisfechos con sus médicos y les apoyan en un acto de confianza loable. Podría parecer desde fuera una conducta lógica el pensar que ofrecer mejores servicios a los ciudadanos es un objetivo a seguir, y por supuesto que es así, lo que pasa es que es pecar de demagogia el intentar vender unos cambios que reducen el número de médicos y provoca el resquemor y resentimiento de unos empleados que, en general, están bastante comprometidos con su trabajo y que además tratan de formarse en su tiempo libre (sí, para algunos 10 años no son suficientes). No pienso juzgar si la intransigencia es algo por lo que se pueda culpar a una persona o no, pero lo que está claro es que si se pretende tratar este tumor que aqueja a la sanidad y copa las listas de espera parece que es necesaria la dimisión pedida por la gran mayoría de los profesionales del sector.


Con cariño y respeto para el querido consejor de sanidad asturiana que como tanto se comenta ha conseguido lo que nadie antes, poner de acuerdo a la gran mayoría del profesional sanitario con unas medidas que no favorecen a nadie, como quedó claro en el manifiesto (no, no es el comunista) firmado en atención primaria. Espero que no se sienta ofendido con mis impresiones sobre el tema y que, sobre todo, no llegue nunca a ejercer en el País Vasco, al menos no creo que allí se entretuviera en pasar por el congreso a narrar sus presiones y amenazas de camino a la comisaría de policía más cercana.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Amor animi arbitrio sumitur, non ponitur

Es curioso como el latín hace parecer todo más lejano, más carente de sentimientos y emociones, algo frío y poco vivo que casi se considera por el propio lenguaje usado pasa a ser una verdad tautológica. Esto en parte es debido a la cantidad de cultismos que hemos asimilado del latín cómo a la cantidad, nada desdeñable al compararla con el léxico utilizado por otros idiomas, de palabras que utilizamos sin siquiera adaptarlas a nuestra lengua, entre las que se encuentra el por todos conocidos curriculum vitae o requiescant in pace (R.I.P.), así como otros muchos, pertenecientes un buen número de ellos al ámbito de la abogacía, lo cuál puede ser también atribuíble al también conocido derecho romano.

Enfin, el objetivo de esto tampoco es ilustrar a nadie sino hacer una breve reseña de una frase recién encontrada y que, para mí, no tiene posible comparación con la versión española, que me llena mucho más.

"Elegimos amar, pero no podemos elegir dejar de amar"
-Publio Sirio.

El comienzo con el fin

Miraba impertérrito a sus pies cómo la razón de su existencia, la mano que le daba de comer y el que hasta ese momento había ejercido su voluntad sobre él se desvanecía de esta existencia para pasar... ¿para pasar adonde? Siempre había considerado las cosas tal y cómo se las había marcado, si la línea que señalaba era recta, daba igual que se tratara del contorno de un ave, era recta, pero ahora que no estaba se planteaba, entre otras muchas cuestiones, dónde estaría. Se le había dicho, tal y como marcaba la religión, que el monarca habría ido a un reino mejor en el que, dada su buena voluntad y su sabiduría en este mundo terrenal sería recompensado en consecuencia de forma magnánima y generosa, pero ahora que no había ya motivos para creer eso se empezaba a cuestionar demasiadas cosas...

Pero sin embargo, su argumentación se detenía cuando pensaba precisamente en que tendría poco tiempo para tener su propio punto de vista. Las costumbres exigían que acompañara al rey en su cripta y que allí alegrara el paso del que fuera soberano a la otra vida, y le acompañara en esta, no obstante dudaba que esto fuera así, ya que difícilmente conservaría alguien que se supiera enterrado en vida el ánimo suficiente cómo para tener semejante carácter servil y vacuo, y pese a que el trovador que iniciara esta costumbre lo hiciera por propia voluntad, el resto, que conservaban un mayor apego a sus vidas, no lo habían hecho de tan buen grado, y aunque la resignación era algo que se aprendía con la profesión, todo el mundo tenía constancia de las leyendas que hablaban de que, en ciertas ocasiones, se podían escuchar los gritos que los antiguos bufones de palacio proferían desde sus tumbas y que si se permanecía demasiado tiempo atendiendo a esta mezcla de antiguas tonadillas, desgarradoras súplicas y blasfemas y ocurrentes maldiciones estas bastarían para quebrar las almas de los débiles de espíritu. Estos cuentos entraban de hecho en su propio repertorio, y más de una vez había contado estas antiguas historias, pero en aquél momento lo último que quería era recordar precisamente las historias que según parecía habrían de conseguirle un prematuro final, legado de su linaje.

Se puso a dar vueltas intranquilo, sabía que los actos fúnebres durarían una semana, pero esto no le tranquilizaba ni mucho menos, y aún siendo temprano como era se retiró al cuarto que tenía destinado y se dejó caer con laxitud en el lecho de paja que tenía reservado. Se removió intranquilo sin llegar a conciliar el sueño hasta altas horas de la madrugada y cuando lo hizo le acosó el espectro de algún desdichado arlequín loco. Despertando temprano por la mañana empapado en sudor y temblando, pese a que la estación fuese la más cálida de todo el año.

No sabría decir del todo qué lo decidió a hacerlo, si el amor a su propia existencia, el destino que le esperaba o la incapacidad para soportar la tensión a la que estaba sometido, y que amenazaba con romperle con la misma facilidad que se trunca un rama seca, pero lo cierto es que tras levantarse se embutió de nuevo en sus ropas de juglar, que acusaban el luto correspondiente, y descendiendo por unas peligosas escaleras que conocía ya de memoria, había llegado hasta jurar que sabría decir exactamente en qué lugares de la misma se encontraba cada una de las grietas que la acosaban, hasta la cocina y devorando un frugal desayuno hizo acopio de algunas provisiones y empezó a deambular por los diferentes pasillos que se estrechaban cada vez más y que en ciertas ocasiones le habían llegado a producir una cierta sensación de congoja e inseguridad, temiendo que las desgastadas rocas que componían el puzle de las paredes fuesen a aplastarle y terminar así con las alocadas ideas de huída que se había llegado a formar. La benevolencia del castillo no obstante permitió que esto no sucediera y pudiera seguir por aquél intrincado laberinto que con la fuerza de la costumbre se había permitido el lujo de decir conocer. Finalmente, se hundió aún más en la tierra tomando un tunel enfangado en unas sombras especialmente profundas y que lo llevó durante unos minutos que se eternizaron a través de un paraje de tacto suave en el que se entremezclaban los terrones con las rocas y las raíces de los árboles, estando en todo momento presente una densa y húmeda atmósfera que le hacía sentirse enterrado, precisamente de lo que intentaba huír. Reprimió en algunos momentos, cuando la desesperación que provoca el tiempo que pasa impercibido le cobró factura, el impulso de dar media vuelta, y obligándose a seguir con terquedad, al final del camino encontró su rayo de sol, apareciendo de debajo de un árbol en un pequeño claro del bosque.

-Ahora soy mi propio amo -afirmó para darse seguridad- y, en verdad, creo que soy el amo más pobre que haya tenido arlequín alguno... -concluyó echando a andar en dirección contraria al castillo.