viernes, 27 de enero de 2012

De agravios

Antes de empezar a adentrarme en cosas más abstractas, más profundas o más lejanas, debo dedicarle esto a todas las personas a las que les debo una disculpa. No creo que llegue a nombrarlos a todos aquí, y estoy casi seguro de que pocos de los aludidos llegarán a leerlo, pero al menos aquí quedará esto.
Le debo una disculpa a Lucía por no intentar reconvertir escombros en una amistad y dejar que la lluvia se lo llevara todo, por pasar en la medida en que no me importaba lo suficiente.
Le debo otra a Bea por estas vacaciones por las que he pasado como un fantasma, sin dar señales de vida, y sin ponerla en el lugar que realmente ocupa.
Otra va para la gente a la que no he dedicado suficiente atención, como puedan ser Alba, Nuria, Lew... gente con la que me hubiera gustado guardar más contacto.
Una se queda en la gente que conocí aquí y a la cuál no he correspondido en varias ocasiones como debería las consideraciones que han tenido conmigo, en concreto Pelayo y David. Espero poder arreglarlo antes de irme, o que se vayan.
La última no es una, son muchas, demasiadas. Demasiadas disculpas que les debo a mis padres por hacerles cargar más de una vez con mi mal humor, mi dejadez y en general con un gran elenco de defectos con los que ellos, mucho más que nadie, han tenido que tragar.
En definitiva, os quiero a todos.

Ecoli cua

Pum-pum, pum-pum, pum-pum... ¡chas!
¿Bonito circo de onomatopeyas no? No tiene mucha ciencia pero (però, que me estoy acostumbrando a decir) estamos aquí una vez más, no creo que sea la última. Rompiendo la puerta que se cerró cuando me fui.
Echo de menos muchas cosas, echo a mucha gente, echaba de menos escribir aquí, lanzarlo a vacío sin saber quién puede recogerlo por casualidad.
Sinceramente, no sé cuántos seguiréis por ahí, cuántos os dignaréis a asomar la cabeza y decir "anda, ha vuelto a escribir algo, pensé que había muerto", se me da demasiado bien aplazar cosas hasta el punto que parece que ya hayan quedado atrás, pero supongo que todo acaba volviendo si tiene que hacerlo.
¿Casualidad que el día antes de mi primer examen, este curso, se me ocurriera volver? No creo, tiendo a olvidar las cosas cuando tengo tiempo y a recordarlas cuando no, maldita condena. Pero al menos vuelvo. El examen, por cierto, esta hecho, decidí no condenarme del todo y empezar después de éste (aunque visto lo visto poco más hubiera dado, no me lo esperaba como fue).
Vuelvo y me encuentro mi caja de música rota. Maldita la hora en que empezaron a quitar links de youtube, la mitad de mis canciones rota, algo que tendré que arreglar (y de hecho probablemente haga ahora por no seguir abandonándome al abandono).
¿Y ahora qué toca? Pues toca lo que sea, toca escribir, ya me tocaba hacía mucho, y no sé en qué me adentraré pero me apetece que sea algo interesante, aunque no os quepa duda (si no os gusta lo siento pero será así) de que seguirán cayendo reflexiones, poemas, si los hago, y crónicas de lo que me parezca que merece la pena ser narrado aquí.
Sin más preámbulos, volvemos a las cabriolas, que sin más cabriolas me pierdo.
Es más divertido andar dando saltos.