domingo, 24 de mayo de 2009

De trampas va la cosa

Pues a ello vamos, a las trampas. ¿El origen? Yo mismo, que me sirvo de inspiración y todo (algún día me vestiré de muso, si es que los musos tienen algún tipo de ropa específica, que no lo sé...). Porque a mí también me gusta el camino fácil de vez en cuando (vale, siempre, pero tengo algunos reparos, y cosas así). No es por copiar exámenes ni nada así (que por otro lado tiene una dificultad nula en el curso en que estoy), aunque el último test que hice era imposible no copiar, se veían demasiado bien las respuestas. Se trata en este caso de mi otro blog, en el que por no romper la racha de actualizar día a día (en el tercero no hubo forma ya...) actualicé con una "a" (no, no fue un error, por si alguien lo había pensado) para editar hoy. No es que haga daño a nadie, ni tenga graves consecuencias, pero muestra la tendencia a seguir el camino fácil. No habría tardado más de 3 minutos en haber subido eso, y no habría sido ningún trauma ni esfuerzo sobrehumano el hacerlo, pero era más sencillo hacer eso y dejarlo para mañana, que es hoy. Solucionado el asunto se queda como una cosa anecdótica, que además, de no estar pendiente ni se nota. El camino fácil es, sin duda, mucho más cómodo pero... ¿hasta que punto es rentable? No voy a referirme a este caso, cuya rentabilidad no tiene nada de especial. Podría caer por ejemplo en "la mano de dios" (para los menos ilustrados en fútbol, el gol que marcó Maradona con la mano y que le dio un mundial a Argentina). Sí, desató la euforia, y estoy seguro de que ningún argentino habría preferido que no lo hiciera, pero eso no quita que vaya a ser recordado de esa forma. Esa desafortunada actuación le marca, al igual que todas nuestras acciones, y al igual que hubo gente encantada con ella, por beneficiarse, se dio por supuesto el caso contrario.
Se debe considerar siempre a quiénes benefician y a quiénes perjundican los atajos, así como la magnitud de los mismos. Nunca he sido un santo, pero tampoco he sido un diablo (de momento no vivo en el inframundo), pero sí me considero consecuente y responsable de mis actos. Considero también que, en última instancia, si todo el mundo se atiene a este patrón y a lo que es "bueno", dentro de lo distinguible, no tendremos problemas a la hora de lidiar con decisiones de este tipo.

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