lunes, 30 de noviembre de 2009

Voluntad

Y una chispa de creación puede aliviar lo insulso del más gris de los días.

Y por eso las mujeres y los hombres vamos de compras, en ese orden por nuestro diferente tipo de aprecio al dinero.

Y por eso nos cortamos el pelo, porque dejamos de ser nosotros, dejamos de estar deprimidos, de ser melancólicos y repetitivos.

Y por eso nos vamos de vacaciones, porque al sentirnos ajenos podemos ser nosotros mismos realmente.

Y por eso mentimos, porque no nos gustamos y queremos que la realidad se acomode a nuestros deseos y no nuestras acciones.

Y por eso no se puede convencer a alguien de que se anime, porque es su voluntad de cambiar y no la nuestra la que realmente puede cambiarle.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Y miras por la ventana
viendo la lluvia ayer
sintiendo sus suaves caricias,
en verdad no quieres ver.
Se te escapan las razones,
las que yo también pensé,
te despiertas, hablas a voces,
no sabes ni para quién.
Pues todo ya es amargura,
nada encuentras al querer
que no halla pasado a la vida
de lo que pudo ser y no fue.
Sientes ya tu alma rota,
algo tuvo que caer,
se partieron los pedazos
que componía tu ser
y te ves cosído y hambriento
sin nada ya que comer,
te alimentas de los versos
que luz no pudieron tener.
Tú a todos los opacaste
a ninguno yo encontré,
pues de mí los escondías
con razón, ahora lo sé.

De garfios de manos en ristre
tu secreto se escapó
luz diste a la simiente
pero ya se marchitó.
En verdad marchita estaba
de no ver jamás el sol,
toca buscar más semilla
para encontrar el verdor.
Mas tú, que tanto esperas
sigues sin ver el error,
con afán y esmero riegas
lo que hace tiempo murió.
Piensa, en última instancia
que Amanecer volvió
que la verdad cuando espera
demora también el olvido.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Realidad de ensueño

Cayó del sueño de golpe, rasgándose el telón que separaba ambas realidades, onírica y vigilia, vigilia y onírica. Veía cómo se desfiguraban aquellos que instantes antes habían estado paseando por ese camino del cielo, saludando entre las nubes a los pasajeros del avión que circulaba bajo el cielo. La alfombra, otrora recta y geométricamente perfecta estaba ahora ondulante, en constante cambio, y pintada por los dedos inexpertos de un niño con más pinturas de las que es capaz de diferenciar por sí mismo. Sus compañeros se iban confundiendo con la parte real, si es que real se puede llamar, acogiendo uno la cuadratura que da el sentirse una cajonera de caoba, al tanto que otra se iba aplananto y estilizando hasta casi convertirse en un poster de su artista favorita, dejándose caer con lentitud en la pared, como agitada por un viento intangible. Los cajones se abrían y cerraban de forma caótica, tentando al azar y a la suerte con su mal tino, desalojando de la vista todo rastro de coherencia o de dulce realidad modelable. El dulzor de una sensación de acomodo se había tornado en constante ambigüedad, en doble pertenencia y ninguna, en la habilidad para estar en medio del conflicto, guerra civil de una misma persona, partida el alma de la coherencia y el fin mismo de la razón por la mitad. Pimienta, azufre, azucena, jazmín, canela o almizcle, todo olía con la fragancia que emula a todas y se escapa de descripciones vanas. Por la ventana entraba una luz tornasolada, que de pronto viraba a morado y con un sutil salto de malva se posaba en el rojo, transformando con su simple soplo unas formas de por sí más volubles que el humo del cigarro que cae en la ventana siempre antes de dormir.
De repente se apagó la luz. Se oyó un chasquido, y cuando volvió la luminosidad, tras unos instantes sin sol ni luna, todo había recuperado su tono natural. Nada de voluptuosidad, nada de magia ni de matices espectaculares. No había modos ni potencias que se escaparan a la imaginación, todo muy vano y vacío tras el despliegue, casi desfile, de pura posibilidad que se había mostrado. Hijos directos de las ideas, aquellas habían sido los regalos que se guardan junto al quicio de la puerta, para que no vean los que pasan con demasiada prisa, pero retengan en cambio aquellos suficientemente audaces y valientes como para ir con calma y sin miendo al encuentro de Morfeo, y que no temen a la tentación de volver la vista atrás y perder lo ansiado en el hades al momento de escapar del encierro. Es el hermano mayor de esos sueños, recuerdos e imaginaciones que, estando conscientes sin estar despiertos, cuando la manta nos protege firmemente del mundo exterior, moldeamos en su desenlace y reconocemos, aún con una lastimosa parquedad de detalles, en la memoria una vez despertamos. Nos pueden resultar proféticos, malas (o buenas) jugadas del subconsciente y aún simples divagaciones, pero siempre gratas hasta el más profundo despertar, momento en que estallan como una pompa de jabón frente a los ojos de un extasiado niño.
Sin embargo, esta vez, por la profundidad de su ensueño, la memoria permaneció más vívida y capaz que nunca antes. Tanto fue así que sintió la imperiosa necesidad de escribir. Comenzó a revolver en los cajones, echando al suelo cachivaches de todo tipo, monóculos, pequeñas esferas del mundo, sellos, todo se fue al suelo hasta que al fin dio con lo que buscaba: un pequeño estuche, del que extrajo una estilográfica negra con filigranas plateadas. Rápidamente le quitó la capucha, sin darse cuenta, siquiera sin concebir, que no había papel en aquella habitación. Por más trastos y enseres que desechó, por más cajones y baldas que revolvió, ni una sóla hoja pudo encontrar.
Tanta obsesión tenía, que comenzó por aquella amiga que yacía pegada a la pared. Comenzó allí sus locuaces e increíbles descripciones, copando por completo aquél poster. Le siguieron entonces aquellas paredes y aquél techo que el singular avión había ahondado, y por las que el camino serpenteaba sin rumbo ni dimensión definida. Los muebles también sufrieron el acoso de la incesante pluma, ya que no era quién a dejar de escribir. A cada segundo se le ocurría una nueva situación, una nueva imagen contemplada venía a su mente. A veces era tan solo un estado, mientras que otras todo su mundo cambiaba barrido por el aletear de una mariposa, y no podía dejarse nada, o no podría compartir con la gente aquella delicia. No teniendo otra cosa más a mano, comenzó a tintar la ropa, no dejando en pie traje, corbata o camisa susceptible de recoger el testimonio de aquél hada negra que era la tinta. Todo el vestuario se llenó de color negro, y la pluma incansable seguía escupiendo fantasía tras fantasía.
Llegó a tal extremo, que no quedó nada en la habitación más que él, desnudo, su ropa ya empapada en el mágico brebaje, que pintar. Comenzó la laboriosa tarea que llevaba horas y horas realizando en loco empeño mas, cuando había llegado a la mitad de su cuerpo, observó que la tinta se corría y se volvía completamente ilegible. Frustrado y rabiando, limpió su piel de aquél líquido oscuro, y decidió solucionar el problema de la forma más rápida posible. Con la punta de la pluma perforaba la piel para llegar a introducir bajo ella a la narradora de historias, consiguiendo así que se fijase el invento chino.
Terminada la tarea, o al menos toda posibilidad de ella que le quedaba, desfalleció, rendido al fin. Cuando se levantó, estaba allí para verlo la mayor colección de vocales del mundo, pues las consonantes son demasiado incompletas como para referir las visiones que tuvo que soportar según algunos, y pudo disfrutar según otros.
Sea cuál fuere el caso, aún hay estudiosos que tratan de sacar la pauta y poder completar con las letras que faltan hoy en día. Yo, rezo porque no lo consigan, y guardo en mi cuerpo la última llave que separa al ser humano de la demencia.

martes, 17 de noviembre de 2009

La mano del muerto

Levantó con cuidado, tembloroso, la primera carta. El ocho de picas comenzó a arrastrar sus pesares de nuevo, llevándole a otra ciega perdida, así que echó un trago a su segundo vaso de whisky.
Siempre bebía cuando jugaba, siempre era whisky, y siempre sin hielo. Algunos decían que eso le había llevado a la ruina, que de un buen jugador había quedado un despojo que conseguía apenas mantenerse, cuando no llegaba a casa con los bolsillos vacíos de un farol que su vacilante mirada le había delatado. El alcohol ha arruinado muchas notables carreras, de todo tipo y condición. Los pintores pierden el norte, el rumbo, y sus pinceladas pierden la decisión y el trazo grueso y decidido para difuminar los contornos de lo que podría haber sido una obra de arte. En los médicos se manifiesta esta aflicción con la ansiedad, la dificultad con el trato de los enfermos, que lo sienten enrarecido e incluso en peores condiciones que ellos mismos y sus errores y malos diagnósticos se multiplican hasta hacerse prácticamente intolerables. Los profesores pierden el interés que pudieran tener por su labor y comienzan a copiar por sistema, encontrándose en ocasiones más somnolientos que sus ya de por sí poco aplicados alumnos, consiguiendo arruinar cursos enteros por sus malas aplicaciones. A los escritores les oscurece la escritura, volviéndola a un tiempo pesimista y meditabunda, colándose por las rendijas que esta le deja y pudriendo el espíritu noble y la voluntad emprendedora y trabajadora que el esfuerzo labró, de tal suerte que la personalidad acaba carcomida. Muchas vidas ilustres, entre las que se cuentan las cierto galés y cierto bostoniano, ambos célebres, se vieron consumidas por este letal líquido. Él sin embargo se defendía diciendo que vivir sin alcohol ya era morir. Que cada paso entre delicia y tortura era una victoria, y que cada trago que su estómago aceptaba retener un consuelo para encontrar la paz que, de otro modo, se le negaba. Ni discrepaba de tolerancia ni le importaba, se hacía partícipe del "con copa, puro y sombrero" que tantos otros acuñaran en su estilo y dedicación al juego.
Precisamente el tabaco era un hábito que no le recriminaban, pues gran cantidad de los jugadores de la mesa aquél día sostenían entre sus dedos, tiznados de amarillos los más jóvenes, aquella hoja transatlántica, que por todo el mundo se extendía. John hacía anidar un cigarrillo casi consumido entre sus dedos, intentando apurarlo para evitar tener que recurrir una vez más a su pitillera, ya que creía que traía mal fario, y nunca jugaba en estas ocasiones. No obstante, decía que era un juego de hombres y que él, como tal, fumaba. Su actitud, en cambio, daba pie a pensar lo contrario. Alan era más frío, tabaco del negro y corbata, no solía hablar mucho y, desde luego, no compartía su manía ni su cobardía. La experiencia la ponía Nick, el mayor de todos, casi igualado en antigüedad por la pipa que chupaba muy de cuando en cuando. En cuanto a Collins, era el único que compartía su afición por los puros y, en verdad, el que más se le parecía. No obstante, a su lado reposaba un vaso de agua colmado de hielos, prueba de que consideraba más importante que él mantener la concentración en el juego.
Cuando la primera ronda de apuestas, que iba a la ciega grande, llegó hasta él, se obligó a levantar la segunda carta, descubriendo el as de diamantes. Dejó volar el par de fichas rojas hasta el montón central, relamiéndose nervioso y volviendo a poner rápidamente boca abajo sus cartas. Desconfiaba de la mano del hombre muerto tanto como confiaba en ella, y eso era mucho decir. Sus anteriores intentos habían sido fútiles, pero se negaba a retirarse de la mesa.
Flop, primera aventura. Tres, jota y ocho. Mirada nerviosa al resto de jugadores. Doble ciega de Alan, seguida por Nick y Collins, y tirada por John, hasta aquí no hay sorpresa.
-¿Tan rápido te ha quitado el flop tus esperanzas? -le retó Collins, divertido, contando su dinero sonoramente, más como provocación que tratando de intimidarle.
Cuatro fichas fueron las que cayeron sobre la mesa, igualando la apuesta y causando diversión a todos los presentes, excepto a Alan. Simplemente le perforó con sus ojos de amatista, duros como el propio mineral, y dejó a los callos de sus manos deslizarse por las cartas lentamente. La segunda carta quemada fue cedida al montón de los sueños sin cumplir, y se asomó el primer as a la mesa.
Alan pasó, Collin subió, retándole esta vez tan solo con una sonrisa burlona, mientras que Nick, entreabriendo los labios, hizo una pausa antes de tirar también sus cartas. Se aposentó mejor entonces, dando un sorbo de su cerveza, decidido a observar el espectáculo hasta el final, del que él ya no podía participar. Dejando escapar un suspiro, más de alivio que de pesar, y casi entonando el "al río", igualó la apuesta de nuevo, esperando ver la suerte que le deparaba.
Alan volvió a igualar a regañadientes, y fue esta vez un segundo ocho la compañera de baile al final. Viendo el nerviosismo de un rival, y la poca convicción de otro, Collin subió lo justo para que el jugador tuviera que salir de la mesa.
-¿Me vas a dar ya todo lo que tienes? -comentó con sorna.
Con un brillo en los ojos que hasta entonces no había dejado traslucir repuso -Todo tuyo -con más frialdad de la que acostumbraba.
Desconcertado Collin, Alan salió de la mesa, permitiendo descubrir cómo el as y el ocho de Andrew destronaban la jota y el as de Collin, que no daba crédito.
Se levantó Andrew con ímpetu, con gesto sereno, luciendo más tranquilidad de la que había tenido en mucho tiempo. Sentía como si su estrella brillara de nuevo, y sin entretenerse en más puyas inútiles con Collins, pidió otro whisky. Mientras su sombra se extendía sobre la larga mesa de juego, proyectando a su lado la luz de una de las pocas lámparas del local.
Tras recoger el vaso, y antes siquiera de llegar a probarlo, sintió frío, resonó el eco del disparo en su cabeza y cayó al suelo, muerto ya.
Lo único que Collins acertó a decir cuando le interrogaron fue:
-No era él... estoy seguro de que no era él... iba a desplumarnos y luego a arrancarnos la piel... lo vi, era él, y era monstruoso...

Hay quién dice que fue la mano del muerto, hay quién dice que la sombra del diablo. Por mi parte, prefiero pensar que un hombre puede redimirse incluso a cuarenta grados.

lunes, 16 de noviembre de 2009

No dejes pasar la luz

Se despertó malherido por los vapores del alcohol. Removiéndose insanamente en la cama, trató de demorar lo más posible el momento de levantarse. Vuelta a la izquierda. Vuelta a la derecha. Vuelta a la izquierda. Vuelta a la derecha. Se llevó las manos a la cara para curarse de la maltratada claridad que se cruzaba la persiana cerrada y dotaba la habitación de un halo rojizo de demencia. Las paredes reflejaban los cuadros algo torcidos, algo desviados de su natural tendencia a la perfección. Las líneas se pudrían en un sinfín de contornos difusos y se desvirtuaba la realidad, perdiéndose la geometría euclídea en un suelo que se ondulaba al tiempo que se mantenía firme. La mesa, que podía observar de reojo a cada vuelta que daba, y que parecían no tener fin, se volvía más y más amenazadoramente por momentos. Su madera se oscurecía de un triste y terrorífico castaño, las vetas se hinchaban cual venas, y los cajones lo observaban como un trío de ojos informes y malencarados. La silla se había vuelto hacia él, dejando que la ropa que había sobre ella colgara como una baba asquerosa y repulsiva que le obligó a dejar de mirarla en el momento en que pensó que podía abalanzarse hacia él y devorarlo antes de que le diera tiempo a gritar.

De hecho, precisamente eso intentó. Abrió y cerró su garganta repetidas veces, tratando de formular distintas frases, distinto sonidos, aunque fuera uno solo… pero ninguno acudió. La desesperación acuñó con sus severas garras las arrugas de preocupación en su rostro y el pánico se incrementó en la medida que vio que nadie sería capaz de escucharle, nadie conocía su situación y nadie le encontraría jamás. Se aferró la garganta tratando en vano de exprimir algún sonido, consiguiendo tan solo magullarse el cuello. Intentó también golpear las paredes con la desesperación del loco, martilleando sus propios puños hasta que se enrojecieron y comenzaron a dolerle más de lo que se veía capaz de soportar en aquél momento.

Cuando paró, el martilleo fue a su cabeza. Bum, bum; bum, bum; bum, bum. Cadencia seca y concisa que repetía como el estribillo de una improvisada canción creada por la más cruel de las imaginación de un torturador. Fue entonces su cabeza la que se golpeó, cuál piedra que se desploma pendiente abajo, contra la pared, hasta que al fin, jadeante y en el suelo, consiguió aplacar un poco su indecible tormento.

Tropezando y dando traspiés, logró incorporarse lo suficiente para avanzar semierguido, destacando una chepa que de por sí no era muy prominente. Atravesó a trompicones el suelo que se inclinaba en todas direcciones y ninguna al mismo tiempo, resarciéndose contra aquellos tacones de aguja que anteriormente le hirieron. Se agarró a la manilla de una puerta que cedió y casi le precipitó de vuelta a la horizontal. Colgando de aquella serpiente que comenzó a enroscarse alrededor de su brazo, se levantó como pudo y la arrojó lejos, a un rincón de la habitación en que sus ojos inquisidores, de pupila vertical y venenosa cómo sólo una serpiente puede ser, se unieron al demonio de la mesilla en sus sermoneos incriminadotes.

Encerrado en el baño de su habitación, con la puerta entornada, perforó la oscuridad con su mano, a tientas, encontrando el borde de un lavabo que no recordaba tan cortante. Sediento, abrió el grifo, dejando que se derramara un poco de líquido, antes de llenarse el primer vaso. Como cualquiera abatido por las fiebres de etanol, apuró el primer contenido del recipiente sin vacilar, dándose unos instantes para asentar el estómago antes de continuar. Repitió la operación tantas veces que le pareció que podría explotar, pero cada vez que lo hacía tenía más y más sed. En un momento, no supo exactamente cuando, notó que algo iba mal. Notó un sabor intenso, persistente, en la boca. La sal mezclada con… algo más. El regusto metálico del hierro delató al elemental líquido e hizo que el desdichado saliera corriendo despavorido del habitáculo, de vuelta a la habitación.

El miedo le había impelido a salir del cuarto de baño, pero el asco que sentía hizo que no pudiera contener las arcadas y vomitó una papilla compuesta de bilis, sangre y licores espirituosos varios sobre el suelo de la habitación, en el que acto seguido resbaló, cayendo hacia delante. Con una luxación en el codo, se aprovechó de la pendiente del cuarto para ponerse en pie trabajosamente.

Olía a vómito y a muerte, y apenas sí se soportaba, por lo que recurrió a la ventana como salvación. El error fue obvio cuando ya era demasiado tarde para dar marcha atrás. Nada más levantar la persiana, la luz escarlata y malsana que atravesó la sangre pegada al cristal le iluminó, y pudo ver con claridad cómo ante su ventana se apilaban miembros humanos, pertenecientes a un cadáver al que alguien se hubiera olvidado de poner cabeza.

Sin pensarlo en modo alguno, volvió corriendo al baño, donde llegó a tiempo de ver cómo la bañera, el lavabo y el bidé escupían sangre a borbotones, y ya comenzaban a llenar el suelo de la habitación. Confundido y desquiciado hasta el extremo, se puso a sollozar y a rezar en un rincón de su habitación, clamando porque aquél repulsivo escenario del infierno acabara de una vez, mas sus súplicas tuvieron que esperar aún unos agónicos minutos. Los que tardaron aquellos surtidores de inmundicia y sangre negruzca en inundar aquella estancia y ahogar al desdichado, que vagaba ya errabundo entre tierras de cadáveres y sepulturas, grabando con las uñas en el suelo su propio epitafio en un lenguaje que hasta entonces creía desconocer, mientras el aire se burlaba de él y se negaba a regresar a su cuerpo. No paraba de ingerir más y más líquido, que trataba sin éxito de escupir, convirtiéndose en una vorágine de destrucción que culminó en los agónicos estertores de la muerte.

A la mañana siguiente fue encontrado muerto, ahogado en su propio vómito en el suelo de la habitación. Comprobaron que había ingerido gran cantidad de alcohol la noche anterior, y a nadie sorprendió que un perro como ese acabara apaleándose a sí mismo. Lo que no resultó tan sencillo de explicar fue por qué había una serpiente en la habitación, o qué era lo que hacía un lavabo lleno de sangre, cuando ni el animal ni el hombre presentaban herida o corte alguno.



No obstante, murió un alcohólico más, ¿a quién le importa?

Testimonios arrugados

Firmé mi sentencia de muerte en una servilleta de bar. Yo estaba allí, ella estaba allí. La miraba cuando creía que ella no lo hacía, devoraba con mis ojos cada instante de sus facciones, asimilándolas, tratando de grabarlas en mi memoria para cuando el modelo de mi arte ya no estuviera allí. Pedimos algo, nada especial. Tampoco tenía que serlo, ella era lo más especial del mundo, lo demás, accesorio. La cerveza corría a mis labios y aliviaba fugazmente las ganas de volver a sumergir mis ojos verdes, ¿o eran marrones entonces? en su cuerpo. Recorrían su cuello sin pudor mientras aquél batido hacía que subiera y bajara de una forma más deliciosa de la que habría podido esperar. Seguían cada curva del perfil de su rostro mientras cruzaba dos palabras con el camarero y, cuando comía algo, no abandonaba un segundo el movimiento de aquellos pequeños labios, de aquella boca que, fantaseaba, dirigía a mí todas y a la vez ninguna de las palabras que he alcanzado a soñar en años. Perseguí el contoneo mágico de su cuerpo cuando se fue al baño, y una vez se perdió tras la puerta volví a anestesiarme con el líquido dorado, esperando a que llegara, y masticando ocasionalmente para distraer, cosa imposible, mi mente del momento pasado y del momento futuro, olvidada toda posibilidad de un presente sin ella, ausente. Pero al final caí. Un instante, sólo con eso bastó. Mi lengua se me hacía de trapo y parecía que toda mi actividad mental se destinaba a los ojos, ya que pese a que ella parecía no notarlo, yo me sentía el ser más estúpido sobre la faz de la tierra (con escasas excepciones, a las que no quiero quitar su privilegio en dicho ranking). Al parecer no fue suficiente. Un descuido, mis ojos, tratando de alcanzar los suyos en un renuncio, pero no fue tal. De repente, movida quizás por una alteración en el tono de mi voz, o quizá un silencio demasiado largo, tampoco presté atención, levantó la mirada y me vio. No llegó a un segundo, pues al momento dejé caer la mía que, desesperada, vagó por la mesa hasta encontrar el servilletero, del que rápidamente extraje un remiendo de papel para una herida que no tenía fin. Me limpié, habida cuenta que cualquier otra cosa hubiera resultado extraña, y arrojé al cenicero de cristal, vacío y roto, mi confesión y mi abandono unilateral. Acababa de darle mi vida.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Borracho de amor, de suenos, de infiernos que se tornan paraíso con un cambio de estación, o vuelan con alas de fuego hacia un perfecto infinito en la aurora de un lugar sin cuentos. Primera copa que escurre sus últimas gotas sobre la imaginación sobrealimentada de esperanzas y asfixiada en nulos objetivos. Tierna la desgracia en la segunda que tira el dominó sin la última pieza, puzzle roto a la mitad, abrigo descosido de alfileres aún prendidos que hieren el pecho y el querer. Fogosa la tercera que llama al cantar, al seguir, al correr, al volar hacia el anhelo, a realizar con motas de color del delito la ensoñación imperecedera del subconsciente, que caduca con cada luna y se modela a cada instante. Ebrio de sentimientos castrados, con duros y sordos quejidos que aterran el resto del alma y atormentan los sentidos, causan oscuros desgarron, tornan negro lo vivido, nublan cada día que pasa, oscurecen todo con el olvido. Y retomaré cauce de sangriento vino, y seguiré tras de tres, el cuarto que me espera, y entre las cuatro paredes y los cuatro ríos de pasión desgranaré mis entrañas en líneas que, quién sabe, quizás enseñe al sol.

martes, 11 de agosto de 2009

Notas de furia

Tam, tam, tam, tambores de guerra. El pellejo bien reseco de un alma bien libre a quién se dio la oportunidad de luchar por su vida, y la aprovechó como mejor pudo. La madera cardada en un intrincado dibujo de vetas, arañazos y pinturas rituales para sostener el tañido de una vida. El fondo hueco para que en todo el mundo resuenen su valentía y su fuerza. Los mazos también contaban con infinidad de marcas que narraban historias de haya que pudieron haber sido o no sido, pues los árboles, aunque no lo parezca, mienten. Y los brazos, ¿qué decir de los brazos? Fuertes como un toro, cada uno de ellos, pues debían serlo para aporrear percusión tan monstruosa, se hinchaban como melones maduros, surcados de cortes longitudinales que reseñaban las veces que se le había dado el honor de dirigir la marcha de la música. De las trece marcas, la última brillaba con un leve color sanguino que se destacaba por encima del naranja arenoso de que gozaban sus brazos y, en general, toda su piel. Aquellas ceñudas garras se cernían sobre los cuentos de antaño que cientos de años de árbol se habían llevado a la tumba, y que ahora tan sólo se reflejaban en oscuras y deliciosamente retorcidas tallas. Estas tan sólo prometían una muerte lenta y dolorosa, que se transmitía en cada nota. Nada de cuentos de hadas, de ninfas, náyades ni amores de bosque. Tampoco épicos héroes reinaban en la madera. Los muertos no son recordados y, aún teniendo hojas, no se concibe una excepción.
Un bramido. No, tú no lo entenderías, pero ellos sí. No hablan nuestro idioma. Difícilmente se podría decir que hablen un idioma, pero se entienden. En realidad, son mucho más sinceros que nosotros. Al hablar, podemos engañar, podemos decir lo que no es, escribir lo que no es, escuchar lo que no es... pero ellos no. Su lenguaje se componía de sensaciones y de emociones. El alto tono imprimía un carácter autoritario y seco, de urgencia. No es que fueran dados a agachar la cabeza, pero sabían cuándo era un momento para no obcecarse ni caer en riñas ni discusiones, y ese lo era. El timbre era grave, muy grave. Tan grave como correspondía a aquél que debía inflamar con sus arengas al resto de sus compañeros. Sus sonidos, sus gritos, todo lo que comprendía aquél grito estaba empapado de rabia y odio, mucho odio. Parecía que hubiera cogido cada una de las notas y las hubiera puesto a destinar en fuego y humo de tormenta, o tal vez las metiera en la fuente de los sentimientos rotos a acumular venganza y amargura a partes iguales hasta trazarlas con un marcado surco de muerte. El caso es que, imponiéndose sobre el monstruoso tormento del tambor, rasgó por un momento el aire como el fuego que trepa sobre las hojas secas de un libro, alzándose vivo, real, para ser correspondido por varios millares más. Por separado, ninguna de ellas podía igualar la de su director. Juntas, eran la más precisa descripción de un sentimiento que jamás se haya hecho. Si hubiera que describir la furia, cada una de sus voces hubiera sido indispensable y, sin ellas, habría quedado incompleto el telar en el que se tejen los hilos del sentir.
Un cuerno avanzó cuando recularon los gritos, secas las gargantas y arañadas las cuerdas vocales por las invisibles garras del aire, que se ensañó con aquellos que trataron de arañar unos segundos más a su canto y su querer, su querer matar. El orificio del instrumento, presa de una cornamenta tan imponente como azarosa, se retorcía como las mentes del enemigo, sometidas a tal despliegue de sinsentidos y razones para temblar. Si el pellejo es el alma, el cuerno es la fuerza y, con la fuerza, llegó la marcha. Cientos y cientos de pares de patas de cabra se pusieron a avanzar al unísono. Un repicar de cascos que invadió el aire y, pese a lo caótico, marcó un paso cómodo para seres con una zancada privilegiada respecto a los humanos que esperaban al otro lado.
Frente a los gritos de un frente, quedaron las órdenes concisas del otro. No servían para mitigar el miedo de ver las cornudas formas que se acercaban sin formación alguna, pero al menos permitían pensar en algo fijamente y evitar concentrarse en los rivales que se acercaban y que, cada vez más, se les echaban encima. Un soldado se limpió el sudor de la frente con la manga de un jubón desgastado. Realmente no era un soldado, pero alguien había decidido que lo fuera al menos aquél día, y quién sabía si más si llegaba a sobrevivir. En su vida había visto criaturas semejantes a aquella especie de hombres cabra que avanzaban hacia ellos y, desde luego, no se le habría ocurrido ponerse delante de la carga de aquellos brutales seres de no ser porque su mala suerte le había llevado a ser el mayor de los hermanos de una familia campesina. Lo que en principio se traducía en herencia, se había tornado milicia. El general por su parte no tenía tiempo de apartar el fruto del calor que una ornamentada cota de malla le producía. Tres cuervos negros grabados a fuego revoloteaban alrededor de un libro laminado sobre el soberbio y duro acero de su protección principal. La armadura era de cuerpo entero, y bajo esta se escondía una cota de malla, un chaleco de cuero y un jubón de seda, en este orden, para evitar que el metal destrozara el cuerpo en su interior. El pomo de la espada, arma requerida en un general, brillaba con un potente diamante, y el resto se reducía a una sobria vaina, ya que aún no había llegado a desenfundar. Un arquero sostenía su arco prieto, todo lo tenso que podía, mientras le temblaban las manos. Uno de estos esporádicos temblores le jugó una mala pasada, la mano le resbaló y dejó ir la cuerda de su arco. La flecha voló trazando una curva en el aire hasta ir a posarse a unos veinte metros de la fila frontal de aquellas bestias.
Por aquél entonces, se habían unido a los descumunales tambor y cuerno otros semejantes a ellos, pero menores en tamaño y potencia. A este coro, de pronto correspondió la voz de la persistencia. Estaba lisiado, sí, pero la carencia de una de sus patas de apoyo no evitaba que entonara su canto. Una llamada a proseguir, a prosperar, a tener éxito en su empresa y, en definitiva, a percutir sin descanso las líneas rivales. Llevaba tonos del torrente de primavera que arrastra las rocas a su paso, de las olas que salaban los acantilados que devoraban a su paso y del agua que fluye cuál torrente sobre todo lo que pisa la tierra. Era una nota de agua, en contraposición con el anterior fuego, pero no por ello menos peligrosa.
El fluir se hizo latente al tiempo que se pasaba por encima de los primeros caídos, de los que sobresalían astas de flecha y se retorcían entre estertores bajo los cascos de sus compañeros, que no les dedicaban ni una mirada. En vez de ello sus ojos inyectados en sangre se hacían presa de una fatal determinación. Al finalizar un redoble de tambor, y con más caídos por flechas, ambos frentes se encontraron. La colisión fue brutal, tanto que por un momento la incertidumbre reinó, y la música pareció detenerse para el oído de los contendientes. No obstante las notas siguieron sonando y los cadáveres siguieron cayendo, más rápido de lo que las notas podían arrancarse. Un carnero especialmente grande arrancó de un golpe de hacha el escudo a su rival, mientras que con la vuelta del revés reventaba el pecho, que se abría sanguinolento en vísceras y huesos, aunque encontraban a la victoriosa bestia demasiado ocupada con el siguiente para su contemplación.
Los caballeros picaron espuelas y se lanzaron lanza en ristre hacia los infernales seres, abatiendo las primeras líneas, que se abrieron a su paso como si fueran un río. Pero, al igual que haría un río, las aguas se giraron para envolverlos y, por si esto no era poco, otras bestias aparecieron. De entre la muchedumbre de cuerpos se alzaron otros mayores, que iniciaron la carga contra sus montados oponentes. Quizá no fueran tan rápidos, pero aquella extraña suerte de criaturas, pareja a la retenida en el laberinto de dédalo, eran más altas que caballo y jinetes juntos, y su musculatura no tenía par. Con algunos caídos frenaron la carga de los caballeros, que pronto se vieron asediados por los costados y desmontados. El general vio frente a sí uno de aquellos semitoros y, sin achantarse, descolgó la lanza del costado y empaló al brutal animal, que se retorció unos instantes antes de quedar inerte en la punta del arma. Trepando por encima de este, demasiado rápido para que el caballero del cuervo reaccionara, una de las bestias menores había escalado el pelaje del brutal animal y saltaba sobre el jinete. Una vez ambos estuvieron en el suelo, al que cayeron con un golpe sordo, la fuerza del animal se impuso una vez empezaron a forcejear y, tras arrancarle el yelmo de un golpe, perforar el cuello con sus garras fue tarea fácil.
Turuuu, anunciaron los cuernos, animándo a un último envite, pues el terror que infundían en los corazones de sus enemigos era suficiente para que las líneas humanas retrocedieran, por no hablar de la tenacidad de unos rivales que, con grandes tajos en el costado, se lanzaban con un ímpetu renovado contra sus oponentes. Al sonido del cuerno, el pelotón de nuestro desdichado primogénito desertó. Cuando se quiso dar cuenta, un grupo de cinco bestias lo rodearon. El pánico le invadió, y con los ojos a punto de salirse de sus órbitas sopesó la opción de pedir clemencia, de huír y de enfrentarse a aquellos seres. Sin embargo, no fue lo bastante rápido al decidir, y tampoco es que esto le hubiera servido de mucho. Segundos más tarde las bestias, con el ejército humano en desbandada tras haber pedido su caballería y ceder sus líneas metros y metros, comenzaron a pelearse por la suculenta carne del caído.
La voz se truncó, volviéndose apremiante y animando a comenzar con cacería posterior a las batallas, y esta no se hizo de rogar. Los carneros más jóvenes, y los más ansiosos de sangre y gloria se lanzaron colina abajo, siguiendo el olor de la carne humana. Poco a poco, con su mayor zancada, los fueron derribando. Al temeroso arquero lo encontraron oculto entre unos juncos y, tras estallar su cabeza contra una roca cercana, lo dejaron allí tirado para los buitres, puesto que los cobardes no eran dignos de ser devorados ni prestarían un ápice de fuerza a los que comieran su carne.
Concluída la cacería, se detuvieron los brazos empapados en sangre y gloria del Kothraku, "gloria del tambor", que podía presumir de tener trece cortes de victoria.

sábado, 4 de julio de 2009

Yo quiero ser como Albertucho

Porque estaría bien ser un artista. Sí, ayer tocaron conciertos, de nuevo, y no fue un mal día. Cansado quizás, pero eso tiene más pinta de ser por el deporte y la falta de sueño que de unos conciertos tranquilitos. El día empezó con Despistaos, que duró hasta que nos enteramos de que Albertucho tocaba en otro escenario, es decir, casi al final. Pequeña caminata y llegamos al parque. Pablo Valdés dio un concierto interesante, mientras parecía algo alegre por momentos, pero no hay queja. El espectáculo llegó con el sevillano. Con más de mil kilómetros de distancia de su tierra natal, ya llevaba media botella de DYC entre pecho y espalda al saltar al escenario. Cabe destacar el coraje por beber esa ponzoña que algunos quieren llamar whisky a palo seco, es cierto, pero aún así... Los resultados se vieron, no en la calidad del concierto, que no tiene tacha, sino en los tumbos que daba por el escenario, varias veces a punto de caer. Fue entretenido, y me gustaría, sin duda, tener un par de botellas de absolut para saltar a un escenario.

viernes, 3 de julio de 2009

Metalway III

Última crónica del inolvidable (para bien y para mal) viaje.


Viernes 26:
Arriba a las 10. El dolor es considerable, tras una noche de alcohol, levantarse parece una odisea. Cuando estamos diego y yo levantados, casti y javi permanecen desaparecidos. Decidimos entonces desayunar, y al poco de acabar (cabe destacar que nos lo tomamos con calma, mucha calma) llegan la pareja desaparecida. Nos dicen que hay mucha gente en la cola, y que ni de coña pillamos primera, pero diego y yo con valentía comenzamos a caminar hacia la cola, hacia la espera de siempre. Llegamos allí y, por suerte, aún no han abierto puertas. Cuando lo hacen, estampida de gente una vez son registrados y en el interior calma, algunos hasta hacían cola para ir a las tiendas. Logro colocarme a la derecha del escenario, bastante, pero en primera fila al fin y al cabo. Más tarde llegan casti y javi, que se sorprenden de que llegáramos a primera. Estamos un rato. El primer grupo es Black Stone Cherry, que pese a lo que nos reímos de mushra por su nombre, no estuvo mal del todo. No sabría si calificarlo rock, hardrock, metalcore o algo raro simplemente, pero fue aceptable y entretenido. Cuando acabaron dejé mi sitio y me fui a mirar tiendas un rato, más que nada para matar la media hora que tenía entre concierto y concierto que, sumadas, son mortales. Cuando volví me encontré a Prong en pleno apogeo. ¿Qué decir de ellos que no se explique con la frase que fue nuestra conclusión?: Han hecho Thrash metal, hardrock, ... y ahora industrial, ¿es que no se dan cuenta de que algo falla si no aciertan con nada? Lo siguiente no fue mucho mejor. Mucho nombre para Epica, pero poca ciencia. Lucir a Simone Simone, que sin duda tiene un polvo, pero poco más se puede sacar de aquél concierto. Bueno, eso y que a casti y a mí nos levantaron la púa del grupo un par de guajes que estaban en el foso (odio eterno les guardamos). Lo siguiente fue Amon Amarth. Lo único que puedo decir: BRUTALES. Sin duda, para mí, lo mejor del día. Viking Death metal, si se lo quiere llamar así, del bueno. Caña, aspecto épico, un buen setlist y una actuación intachable. Lo único que sirvió para salvar la mañana y no conseguir el tedio absoluto. Tesla fue el Drenthe de la vida (para quién lo entienda), es decir, muchas esperanzas y poco resultado. Cuando leímos hardrock, pensamos que podía ser decente. Después de oír cómo empezaba, definitivamente no. Lo único que, desde mi punto de vista saltó un poco el tedio, fueron las dos... ¿inglesas? que tuvimos detrás en el concierto, fans de Tesla. Cuando me quité la camiseta (una de las tantas veces, puñetero calor), despreciando por desespero el riesgo de quemarme, me ofreció crema en francés y en inglés (no en ese orden). Agradecido, acepté con "yes please" (tras debatirme entre un sí, un yes y un oui), y cuál es mi sorpresa cuando se puso a dármela ella. Casti me animó a decir tras ello "gracias mamá", pero preferí quedarme en un gracias y ver el concierto (un error lo último). Tras Tesla, casti y javi nos abandonaron por momentos para volver más tarde. Deberían no haber vuelto, y de hecho se fueron, ya que Tarja no tuvo nada. Hasta le falló (por suerte, desde mi punto de vista) el teclado. Esto permitió que el batería (Mike nosequé, me lo dijeron, y me dijeron que es famoso) se luciera con un par de solos y salvara el concierto, con su cresta rubia (por si os dice algo). Aproveché para ir al baño, y debería haberme quedado allí, porque no habría salido nada más repetitivo (por imposible) que el instrumental concierto de Apocalyptica. Yo no sabía lo que era exactamente, hasta que me cayó encima. Sólo puedo decir: dolor, mucho dolor. Queensryche prometían... hasta que leímos que era progresivo. Luego demostraron ser algo raro, aparte de dar un mal concierto. Lo único bueno fue que acabaron 20 minutos antes, reduciendo el retraso que más tarde llegaría. 25 aniversario de Twisted Sister, y buen espectáculo. No hay queja (bueno sí, cómo vistieron, pero son glam metal al fin y al cabo) de una actuación que animó el tedio acumulado durante muchas horas. Tras esto, llegó el cerdo de guerra británico. Motorhead con Lemy a la cabeza dieron la caña que sólo Amon Amarth habían presentado hasta el momento, con un tono macarra y socarrón, aparte de una voz cazayera e ininteligible como pocas (para que digan luego de mí). Tras el buldozer, llegó la hora del espectáculo. La reunión de Warlock, con Doro a la cabeza, fue genial. No es que sea un grupo que me llame la atención, pero la actuación fue muy buena, y el sonido otro tanto. Sorprendente fue también lo buena que está. Los 45 años no parecen pesarle en absoluto (cualquiera le echa 25 y se queda tan ancho, y muy buena para tener 25 años). Fue más heavy y estaba más buena que tarja y simone juntas, y desde luego fue la excepción en el campo femenino. Vuelta al campamento, cena de sandwiches con calimocho y a la cama.


Sábado 27:
Me despierto, primero de mala leche por haber dejado una "cortina" abierta y que me despertara el sol, segundo extrañado porque no me hayan despertado, ya que en teoría habían puesto el despertador para las 8.30. Miro al cabo de un poco el reloj y son las nueve. Me aventuro a despertar a diego, a casti y a javi en ese orden, y descubrimos que el "despertador" de javi era mental. Pasadas las ganas de matarle nos ponemos en pie todos, menos javi, y vamos con las cosas de desayunar a la cola. Llegados allí, hay un solo tío. A esperar y desayunar. Mi primera comida del día fue muy, muy escasa. De hecho, demasiado escasa, pero no tenía hambre. Tras hacer turnos para ir a la gasolinera a adornar la naturaleza, volvimos y abrieron puertas. En ese momento me tocó a mí el papel de Usaín Bolt. Saliendo segundo (desde mi fila, había 4) galopada del abismo para llegar a primera fila en buen sitio. El italiano, que había salido antes, acabó ganando por un metro, pero él iba al centro y yo a la derecha, así que dejándonos caer sobre la barra, no hubo inconveniente ninguno. Después llegaron ellos, y tras esto fui a tomar algo de aire y recoger botellas para llenarlas de agua, en previsión de una dura jornada. Pasé por las tiendas, miré cosas, y respiré. Cuando volví ya estaba javi allí, y descansamos un rato más. Empezó Holyhell, grupo protegido de Manowar. Nada del otro mundo, más chochometal del que sobra. Lo único salvable quizá, la versión que hicieron al final del Holy diver, pero donde esté Killswitch que se quite lo demás... Tras media hora de pausa publicitaria, comenzó Candlemass. No se las prometía muy bien, y yo fui de los que apostó a que el concierto sería malo. Me congratulo, sin gusto, de haber acertado. El cantante no llegaba en absoluto a lo que se esperaba, y tampoco hubo una gran solución instrumental que lo paliara. Decepcionante. Como tercer plato unos Primal Fear de los que esperaba más, y que además de no ser tanto como pretendía que fueran, tuvieron que lidiar con problemas de sonido, que la voz desaparecía por momentos. Acabados estos, me tocó correr a la carpa a ver a Destruction. Fue un riesgo, ya que pude haber perdido mi sitio en primera fila, pero uno de los miembros del tridente europeo se lo merece. Empecé en la 15ª fila o así el concierto, carpa a rebosar desde antes de que llegara. No obstante, la suerte se alió conmigo (aunque tampoco me sorprendió demasiado). Pogos desde las primeras notas hicieron que mi posición variara sustancialmente hasta la tercera fila, aguantando aún así golpes por la espalda. A partir de entonces brutalidad injustificada, o justificada, como se quiera ver. Un concierto genial, se mire por donde se mire. Al cabo del tiempo, logré coger una fila más, pero no fue suficiente para lograr la ansiada púa. Sin embargo, el viaje mereció la pena de todas todas. A la vuelta, recoger un par de botellas de agua para llenarlas y aprovechar para ir por última vez al baño antes del resto de conciertos. Logré llegar tras Pretty Maid, que no me parecieron nada del otro mundo, y mientras diego había perdido parte de mi sitio. No obstante, poco después de entrar fue recuperado (pese a que numerosas veces el sitio de diego fuera usupado, en ocasiones por una tía, lo que promovió un desplazamiento hacia la izquierda). Tocaron Dark Tranquility y Moonspell. Los primeros, pese a parecer un poco gayers y poco animados, dieron un buen concierto, con caña. Los segundos, hicieron que me pusiera tapones en los oídos y agachara la cabeza para pasar del tedio. Los intentos de atacarnos el espacio por la derecha cesaron tras ver antes de mi llegada que casti no cedía, y ver que tras la mía, su sitio había sido reducido por mí. El tormento fue la derecha, pero se pudo sobrevivir. Tras estos, comenzaron Gotthard. Hardrock melódico, según el poco fiable folleto, mojabragas, según nosotros. Salieron los tíos al escenario y lo hicieron bien. No puedo quejarme de nada, salvo que fueran ellos. No es mi estilo, para nada, pero es lo que tuve que ver, y así siguió la cosa. Mi desesperación, cómo no, en aumento. Aún más en la hora de espera, tras un montón de horas sin ir al baño, y viendo que después se me venía encima Stratovarius. No me quejo de que lo hicieran mal, reiteraré, al igual que los anteriores, pero NO me gusta el power metal, y por tanto, aunque hicieran un conciertazo y todo lo que quisieran, no me gustó. Luego les llegó el turno a immortal. Empezando de manera poco convincente, fueron de menos a más y acabaron con una tralla brutal. Fuego y petartos para animar la fiesta y mucho moshing. También mucho gilipollas detrás, pidiendo sitio en la valla, soltando sandeces y rayando con su borrachera. A punto estuvimos de acabar a malas con los capullos estos, pero al final tanto unos como otros se fueron. Personalmente, después del concierto de Manowar no me hubiera importado saludarles, y de hecho eché en falta eso al final, por todo el tiempo que tuvimos que estar aguantándolos. Acabados Immortal, llegó Manowar. De ellos, decir que fueron un show. Pueden gustar más o menos, pero hicieron, más que un concierto, un espectáculo. Hay gente que se queja, a mí no me disgustó, aunque con menos conciertos y menos cansancio entre pecho y espalda lo hubiera disfrutado más. Como anécdotas, el ayudar a conseguir la toalla del cantante, y la pelea por la baqueta entre diego y javi, con victoria para este último. Cabe también destacarse un sujetador arrojado sin éxito al escenario. Tras los fuegos artificiales, y destrozado por haber estado haciendo la señal del martillo toda la última canción, fuimos al baño y a las tiendas. Cayeron algunos parches y la camiseta de Destruction, que bien se lo habían ganado. Fuimos entonces a por una pizza a la gasolinera, y para nuestra desgracia estaba cerrada por falta de gente y suministro. Tocó cenar de bocadillo y acabarse la cerveza y el vodka, antes de dormir.


Domingo 28:
Empieza el día, desayunamos algo y a recoger. Recojo yo y jimy sigue muriéndose en su tienda. Comatoso, con pinta de yonki y quemado, no hay mucho más que decir. Casti lleva a mara, yoshi, andrea y gabi a la estación. Javi también terminó, y diego se pasa el tiempo vagueando, así que voy con el primero a dar una vuelta por ahí. Nuestro vagabundeo consigue una colchoneta y un vaso de Jack Daniels. Viva revolver los rastrojos. Vuelve casti, y por fin diego se pone a hacer algo, y jimy parecido. El sufrimiento llega con la tienda, cuando las piquetas se niegan a salir. No hay forma de escapar de aquél desierto, y encima la tienda de diego muestra una incapacidada manifiesta a ser guardada en poco espacio, además de no tener bolsa propia. Esto se traduce en más desesperación y cabreo. Al fin logramos meterlo todo en el coche, sin bien el toldo al que echamos el ojo, por culpa de lo mal doblado de todo, no cupo dentro. Comienza la marcha, y paramos al poco, en la capital, para ir a la piscina. Jimy pide a diego para entrar en la piscina, y nos ponemos a remojo. Comemos luego bocadillos: Casti dos, yo le sigo igual, diego queda con uno, y jimy con sobras o, más bien, limosna de los tres (problemas de perder la entrada y tener que comprar otra). Comenzamos el viaje, y recorremos camino hasta un pueblo, en el que paramos. Jimy intenta acometer el jamón, pero dado que eran las últimas provisiones y que todos estábamos igual que él, logramos impedir la devacle. Jugamos al fútbol, guardamos mejor las cosas y las ordenamos para la salida. Ponemos un buen rato después rumbo a gijón de nuevo. Horas más tarde paramos en una gasolinera. Llegamos para comprar algo de comer, aperitivo más que nada, y ver el empate de brasil a EEUU en la final de la copa confederaciones. Tras un rato allí, nos volvemos a ir. Llegamos a León, coincidiendo con las fiestas. Significa esto que, mientras casti subía a casa de su hermano, diego y jimy quedaron al lado del coche cuidándolo, y yo unos metros más lejos, a ver los melancólicos fuegos artificiales. Siguiente suceso, bajan su hermano y él, con galletas, chocolate y algo de beber. Eso y el jamón son apurados, última comida hasta casa. Tras salir de León, mis intentos de resistir el sueño fueron vanos, y caí hasta en dos ocasiones. Cuando despierto ya estamos en Gijón. Abandonamos a James en su casa, y por fin me tiran a mí en la mía. Me espera mi madre en la puerta, ya avisada, y a las dos de la mañana estoy entrando en casa. Un cacho de pizza, lavarse los dientes y a dormir. Se acabó, por fin, la epopeya.

miércoles, 1 de julio de 2009

Metalway II

Segunda entrega de esta serie de disparatadas aventuras heavys por las altas tierras del reino de Aragón.

Domingo 21:
Dormir. Importante para la actividad humana, tras lo destrozados que acabamos en el concierto de Barón Rojo no nos quedó otra alternativa, y visto que la lista de primera mañana incluía the cannibal queen, lauren harris, heaven's basement y lita ford, nos llamó más la atención quedarnos en las proximidades de la tienda y sobrevivir a base de comer, beber y descansar. A las tres y algo fue cuando decidimos emprender la marcha, ya que se acercaba Saxon. Un concierto de Paradise Lost en segunda fila fue lo primero que vimos, y que nos hizo desear no haber ido, realmente, por lo insulso y pesado del espectáculo. Después descubrimos que no tocaban Saxon, sino que era Jon Oliva's Pain el grupo elegido. Tras descubrir que era prácticamente Savatage, sólo que con distinto nombre, la cosa no pintaba tan mal. Por suerte, en esta ocasión se cumplieron nuestros presagios y "El aceituno", como fue apodado por nosotros, dio un buen concierto. No hay queja de él, animado, entretenido, y una de las pocas alegrías que nos daría aquél día. Para ese momento, ya había pasado de la segunda fila inicial a una primera, en la que éramos "amigos" de nuestro vecino de la derecha, que hasta nos había dado vino. Me marche un rato antes de que empezara Opeth, dejando a casti en mi sitio, ya que necesitaba aire. No pude, sin embargo, volver más allá de la quinta fila. Es increíble como el tedio que nos resultó Opeth pudo acercar a tanta gente al escenario. Sin embargo, tras acabar estos logré, con ayuda de casti, llegar a donde estaban ellos. Allí, nos cedió nuestro ya alcoholizado vecino su sitio para ver a Warcry. El grupo en sí estuvo bien, pero no me parecieron nada del otro mundo, y el fallo principal lo vi en un tracklist que incluía demasiadas canciones de discos nuevos. La frase "La quinta esencia, la primera mierda" ejemplifica a la perfección el sentimiento de muchos de nosotros, y sufrimos nuestra ración de canciones destrozafans. Acabado Warcry, el querido Rafabasa llegó a decirnos que Fear Factory, el grupo por el que había estado todo el día aguantando en primera línea, habían decidido cancelar el concierto y "todos los otros conciertos" avisando una hora antes. Jodienda brutal. Ya que estamos en primera fila, decidimos quedarnos para ver a Heaven & Hell y Saxon, que tampoco pintaban tan mal, pese a haberse perdido gran parte del aliciente para mí. Pasa la media hora de rigor y algo más, y se ve que empiezan a recoger un poco el escenario, despacio. Una ambulancia en el lado derecho del escenario, y nadie sabía nada ni decía nada. El público se empezaba a enfadar, y la tensión crecía. Mi mala leche iba en consonancia con la del resto de personas, aunque se veía bastante atenuada por el cansancio. Momento de extrañeza, una púa pasa volando por delante de la primera fila y va a pararse a poca distancia a mi izquierda. Yo digo "casti cógeme", casti dice "yo te sujeto", ninguno oye al otro pero al instante siguiente estoy volando por encima de la valla sujeto por los tobillos, para pasmo de las dos chicas que tenía a mi izquierda, y medio segundo más tarde, con la púa en la mano, me impulsaba de vuelta arriba. Púa de Black Sabbath (véase Heaven & Hell). Unos minutos más tarde, con el escenario ya deshecho, aparecía Rafabasa diciendo que se había lesionado la espalda el guitarrista, y que esperaban noticias. Un rato más tarde, y tras una serie de cánticos bastante despectivos, entre los que se contaban "rafa da la cara", "que salga rafabasa" o el manido "hijos de puta", salió acompañado por Heaven & Hell diciendo que no tocaban. Lo cuál, tanto por el escenario ya desmantelado como por la batería de Saxon detrás, ya se intuía. A falta de los dos cabezas de cartel, decidimos quedarnos al concierto de Saxon, que estuvo bastante bien, aunque no sirvió para compensar las dos carencias. Vuelta tras esto a la tienda a dormir, sin muchas más anécdotas por delante.


Lunes 22:
Cuarto día en el desierto, primer día sin conciertos. Arriba a la hora que nos dio la gana, vamos a desayunar a la carpa, que al menos no tira el aire. Es curioso vernos a nosotros con cereales, leche y galletas, y otros con calimocho y cervezas, qué mal repartido está el mundo, pero enfin. Decidimos algo más tarde bajar a Zaragoza, a ver qué había por allí, así que coche al canto y rumbo a la civilización. Increíblemente, minutos más tarde estábamos aparcados (habiendo dejado a Jimy en la estación) entre edificios. Hicimos una compra para sobrevivir con algo de comida, ya que el camping gas con el viento existente no era muy recomendable. Lo siguiente fue adquirir unos tapones para los oídos que nos libraran de grupos como Opeth, al mismo tiempo que preservaran la integridad de nuestros malheridos órganos auditivos. Lo siguiente fue visitar la Basílica del Pilar, y dar una vuelta por el centro. Tras una breve visita a la oficina de turismo, decidimos ver qué tal era la playa de Zaragoza. Sorpresa nuestra, era una "playa", véase charca de pago con algo de arena. Decidimos ir al día siguiente, y vamos a un parque a hacer el ganso y comer. Resulta que al lado hay una piscina con jornada de puertas abiertas justamente ese día. Se ilumina la bombillita, casti y javi van a buscar a Vilches y Andrea mientras Diego y yo vamos a una óptica, a una cafetería y vegetamos un rato. Entramos más tarde en la piscina, un buen baño, un buen póker y a las 9.30, cuando cerraban, fuera. Acabamos haciendo un camping gas en el parque para cocinar unos macarrones. La escena era totalmente típica de unos vagabundos, y poco más que eso debíamos parecer. Tras comer, subió casti con javi a vilches y andrea, mientras diego y yo vegetábamos un poco de noche por allí, y más tarde nos llegó el turno. Tras beber un poco por la carpa de noche, finalmente fuimos a dormir.


Martes 23:
Al siguiente día hicimos un descenso de nuevo a la piscina. En él, por el camino, dejamos a Vilches y Andrea compramos comida, comimos bocadillos y cosas de esas que se suelen hacer. Es agradable sentirse parte de la ciudad. El día pasó entre agua, alcohol y bocadillos, sin noticias destacables.


Miércoles 24:
Su parecido con su homólogo anterior es asombroso. La diferencia fue que esta vez no tuvimos que dejar a nadie en la parada del bus. Fuimos a ver el partido de España después de la piscina, cuyo resultado nos dejó con cara de gilipollas, aunque con un poco de cerveza en el cuerpo lo superamos. Al menos variamos un poco y cenamos unos macarrones, al contrario que el arroz del día anterior. El póker iba ganando enteros. De hecho, la noche de ese día la pasamos jugando al póker con unos extraños. Destacaré que en esa partida, aparte de ser el nuevo, que aparentemente sabía, el primero en irse, gané yo. Calimocho de por medio, nos fuimos a dormir hasta el día siguiente.


Jueves 25:
Y llegó la víspera de los conciertos, de nuevo. Estábamos más o menos recuperados del fin de semana pasado, pese a que el calor impidiera dormir más allás de las 10 de la mañana, o tirando por lo alto las 11. Decidimos entonces bajar a ver la catedral. Muy bonita por fuera, diego y yo escogimos no pagar los 3€ de entrada, que parecían abusibos. En su lugar fuimos al merkadona, a comprar algo de comer. Hinchada a galletas más tarde, salieron casti y javi de la catedral, y con apenas un cuarto de hora de descanso visitamos el buffet libre. Allí, con diego pasando de comer, nos alimentamos para prácticamente todo el fin de semana (tanto por la cantidad que comimos como por lo que comeríamos más tarde). Diego robó un trozo de pizza de la que nos íbamos, y tras salir de allí fuimos a vegetar delante de la catedral, en la que el número 4 del reloj, en latín, rezaba de la siguiente forma IIII. Superando esta atrocidad para la vista, volvimos al campamento a ver si habían llegado gabi, andrea, mara, yoshi y jimy, pero tardó bastante tiempo en suceder su presencia. Tras esta, a los cinco minutos volvimos a la piscina. Salimos de allí limpios, aunque no nos serviría de mucho, y volvimos al campamento. Allí nos esperaban andrea, gabi y jimy mojados, los dos últimos algo y muy alegres respectivamente. Jimy fue arrojado por gabi y por mí al agua de nuevo, y luego nos pusimos a beber calimocho y cerveza antes de cenar. Cenaríamos después, y el vodka palero que horas antes compráramos bajaría de forma rápida y nada discreta gracias a mí. Eso, sumado a un pique de vino que terminó en beberse cachis a dos tragos la unidad, provocó que acabara dejando mi hígado en el metalway. Acostándome a las 3.30 de la mañana (al contrario que diego, javi y jimy, que hasta las 5 o así no volvieron de unas ruinas raras, y un poco después que casti), murió el día.

martes, 30 de junio de 2009

Metalway I

Pues lo prometido es dejarlo bien jodido, digooo, deuda. Toca resumir aquí mi semana y media de viaje, farra, conciertos y destroce general. Se intentará ser lo más fidedigno posible, a pesar de mi memoria un tanto descalabrada.

Viernes 19:
Me despierta mi madre cinco horas y media más tarde de haberme acostado. A las cinco y media, mitad zombie-mitad dormido me movía por la casa. Un desayuno consistente en un vaso de leche, y abajo a esperar al coche que llegaría a las 6.05. A las seis y media están delante de mi puerta (no cabe sorpresa), con lo que mi madre y casti se ponen a jugar al tetris hasta que milagrosamente todo cabe en el capó del coche, momento en que me monto y ponemos rumbo León. No consigo dormirme de ninguna de las maneras, al contrario que jimy que a las primeras de cambio cae. Tras un par de horas de marcha, más o menos, paramos en un bar de carretera. Inauguro la cuenta alcohólica con una cerveza, mientras el resto más o menos desayunan. Aprovechar para ir al baño y, tras el cigarro de Jimy (¬¬), volvemos al camino. Más horas de carretera, CDs que se van devorando poco a poco, y toca la siguiente parada, forzosa, en Burgos. Misteriosa y desesperantemente a la salida a Zaragoza le da por no aparecer en los carteles. Tras una media hora de dar vueltas, la solución resulta ser bajarnos casti y yo, preguntar, y ver que es hacia Logroño. No pasa nada, salimos por fin de la ciudad y a Logroño se ha dicho. Hasta ahí no más percances. La tercera y última parada la realizamos sobre la una y algo. Se compra pan, chorizo, cervezas, calimocho y alguna otra tontería y nos ponemos a comer en el aparcamiento del Eroski. Tras tomarnos eso con calma por fin decidimos ir a Zaragoza. Una vez en tierras mañas no se acaba la odisea. Si a las 3 entrábamos en la ciudad, a las 3.40 estábamos preguntando cómo ir a Valdespartera (AKA: desierto en el que nos acinaron). A las 4 por fin llegamos, nos encontramos con el quinto miembro del grupo, Javi, y ponemos rumbo a la zona de acampada. Hasta ahí bien. La desesperación llega un poco más tarde. Las piquetas no se clavan, el viento lo vuela todo y nos llena de polvo. Las tiendas se van levantando más mal que bien, dobladas literalmente por el viento, hasta el punto de temer echarnos a dormir de noche y despertar volando. Al final, tras cuatro o cinco horas de arduo trabajo, tenemos tres tiendas montadas (aproximadamente) y que parece que puedan resistir un poco el viento del desierto. Para entonces ya están Vilches y Andrea con nosotros. Así que, a falta de otra cosa, ponemos rumbo a la zona de conciertos. Está tocando Bullet, a los que, tras escuchar un poco, decidimos no prestar gran atención y nos metemos a la zona de las tiendas. Cae la camiseta de Bathory, y esta vez vamos a la zona del concierto. Al poco se termina Bullet y empieza Obús. Como la otra vez que los vi, también en primera fila, no hay nada que tachar del espectáculo. Buen setlist, bien animado. Lo único los aires de homosexual de Fortu, pero se le pueden perdonar. La decepción llegó con Ángeles del infierno. Esperaba algo más de ellos, pero llegaron (pese a que no sea demasiado sorprendente) demasiado americanizados, hasta el punto de conseguir que un par de canciones parecieran rap. De todos modos estuvieron cumplidos. Vamos luego a la tienda, unas cervecitas y hasta el día siguiente.


Sábado 20:
Tras haber mirado el día anterior el cartel, decidimos que a Sabatan le falta una o y le sobra una a para atraernos, así que decidimos pasar de ese primer concierto y, pese a no poder dormir hasta más de las 10 de la mañana por el calor, estuvimos descansando y desayunando un ratejo. Llegamos para el principio de Axxis a la zona de conciertos y, pese a que estuvieran bien (que lo admita yo...), nos marchamos a comer a las pocas canciones. Un cacho de tortilla, un filete y mientras casti y Javi me abandonaban para irse a la tienda un rato, yo decidí coger mi coraje e ir a ver a Samael, para hacer sitio para Sodom. Cuando llegué Axxis ya habían terminado y me enocntré a Skorp en la segunda fila, parecía que no había manera de prosperar. Para Sodom, en previsión de unos pogos que no llegaron (al menos hasta la segunda fila, donde estábamos), puse la mano en la barandilla. El concierto no tuvo tacha (al contrario que sus predecesores Samael, de los que mejor no hablo), y city of god, the saw is the law y otras tantas sonaron como debían. Aproveché el intermedio para ir a estirar las piernas y al baño mientras casti, recién llegado, me guardaba el sitio. Misteriosamente, cuando volví, en vez de haber una mano, había sitio para mí entero, con lo que ya tenía la primera fila. Duff Mcaghan fue el siguiente. El ex-guitarra de los guns fue... indefinible. Sólo diré que casti se fue por no oírle, y que yo lo habría hecho de no ser porque habría perdido mi sitio por ello. Un concierto insulso en el que el público pasó completamente, y con razón. Volvieron para Riot, y bien que hicieron porque, pese a no ser mi estilo, lanzaron al escenario la velocidad que caracteriza su música y, aún con las pintas de sudamericano lleno de oro, el cantante lo hizo bien al igual que el resto del grupo. Después llegó el turno de Europe. Para entonces ya estábamos casti y yo en primera fila, misteriosamente. Decidí dejar mi sitio a uno de los otros dos e irme, aún a riesgo de no poder volver, porque me lloraban los ojos. Media hora estuve hasta poder calmar un poco esto, y entonces, algo antes de que terminaran Europe (demasiado antes para mi gusto), me interné entre la legión de gente que había ido a verlos. Una vez acabó el concierto seguí hacia adelante mientras muchos se retiraban, y logré llegar a quinta fila cuando estaban por comenzar los White anglosaxon protestants (véase W.A.S.P.). El concierto me gustó bastante, y durante el transcurso del mismo estuve buscando la forma de seguir avanzando sin mucho éxito. Al acabar justo por un momento quedó todo parado. Oí delante mío un "no nos quedamos a ver a Blind" y automáticamente cambié mi sitio por el tío que lo había dicho, y conjugando esto con un par de personas que abandonaron la primera fila a continuación logré llegar a segunda fila, al lado de casti, skorp y javi. Poco tiempo tardamos en conseguir un sitio más, y Blind Guardian se lucieron en un buen concierto mientras. El cansancio apareció entonces y casti y javi nos abandonaron. Skorp y yo, abandonados a nuestra suerte en primera fila, resistimos. Children of Bodom para mí fue de lo mejor del festival, pese a las críticas de diego. Luego vinieron Barón Rojo para cerrar la noche, con dos horas y media de concierto, y pese a que parte del repertorio me parecía que sobraba, la presencia de Serpa se agradeció mucho y en términos generales mereció la pena. Luego quedó el volver muerto de frío, cansancio y hambre a la tienda. Una vez allí, coger la sudadera y correr a la gasolinera a por una pizza. Hecha la cena, quedó únicamente volver y dormri hasta el día siguiente.


Sucesivos días serán relatados más tarde.

jueves, 18 de junio de 2009

Hola y adiós

Pues os saludo como se saluda a alguien que ves pasar por la calle cuando vas con prisa. Me temo que hasta ahora he tenido un poco tiempo para actualizar (o eso me he dicho, que a efectos es lo mismo), y os he dejado a dos velas. No creo que se notara mucho, pero bueno, ahí está. He acabado hace aproximadamente una hora los exámenes de la PAU, y prometería nuevas y emocionante actualizaciones (hay que venderse bien) si fuera a ser medianamente cierto, pero a decir verdad, saldré dentro de nada de casa, y mañana a las seis de la mañana pondré rumbo a zaragoza. Sin ordenador. Sí, será duro, pero el Metalway lo merece. Por lo demás, prometo una crónica cuando vuelva, que eso sí puedo cumplirlo bastante bien, y hasta la próxima.

lunes, 15 de junio de 2009

En el horno de Machado y con tu sueño

Y qué palabras te dedico
Si se muere a cada verso
Mi intención primera
Que es hacer de mis deseos
Imagen tuya, señera
De cuanto creer quiero.
Y es que no encuentro pasos
Que me lleven al cielo,
Que no hay abrigo en las palabras
Para tanto sueño.
Porque eres soñar grande
De pequeña hechura y cuerpo,
Que idolatro aquí sin pericia
Y con mucho anhelo.
Anhelo de mirares color azul,
Mar de ojos y besos
Con los que pudrirme en tu saliva
Y morir deshecho
En cantares hacia ti,
En versos hacia adentro.
Pues es mi corazón refugio franco
Y anidas entre las paredes de mi pecho
Revolotean contigo sentimientos
Y son de amor lágrima viva, mis malos pensamientos.
Dios seré yo
Por pintar cuadros bellos
Mas en altar desnuda en brillos
Te escribo como te veo:
Adorada al albor,
Y a la noche, dos locos y un cuento.

domingo, 14 de junio de 2009

Calienta el odio dentro de mí

La polla records, tan sabios como siempre. Y yo tanta mala leche, como siempre también. Leía en el As, por distraerme un poco de tanta basuara de pau que olvidaré dentro de nada, acerca de la doble moral. Hay poca gente en el mundo que no se haya enterado a estas alturas de las cifras astronómicas que maneja Florentino Pérez, presidente del Real Madrid (y de mayor repercusión mediática que su homólogo en el estado, prácticamente). Récords de dinero gastado en fichajes, en tiempos de crisis, y la gente criticando, para no variar. Hay opiniones para todos los gustos. Por supuesto que son cifras enormes, pero la excusa de la crisis no me parece válida. Si no se gastara ese dinero en esos jugadores, tengo más que claro que no iba a ir destinado a ninguno de los millones de nuevos parados. Tampoco se admite como animal de compañía el que Florentino en sus empresas despida gente, pues por mucho o poco que gaste en el Madrid eso no va a cambiar, ni la crítica a los bancos que prestan tal cantidad de dinero cuando no hacen préstamos a las pymes. Los bancos prestan a quién quieren, no es culpa de un club, y prestan cuando creen tener seguridad de que se les devolverá, lo cuál no es culpa de nadie. Acusaba el presidente del Barcelona de imperialismo, prepotencia, romper mercado... cuando su propio equipo hasta hace nada (mi propia memoria alcanza) hacía lo propio. Es tónica común y cada uno se la traga como puede. Es esta doble moral la que parece estar totalmente fuera de tono. Al clamor del vox populi, o quizá de algunos clubs modestos estaría bien enunciada, pero no de labios de quién salió. Y hasta ahora, ningún presidente modesto ha querido meterse en camisa de once varas, prefieriendo quedarse en sus más modestos y no menos importantes asuntos, que nada tienen que ver con la galaxia mediática.
Es fútbol, sí. Muchos dirán "¿cómo puede gustarte el fútbol?". La respuesta que daría Savatar es "por costumbre". No estoy para nada en contra de esta definición, del mismo modo que no estoy en contra de esta costumbre. No hace daño ninguno, y proporciona un entretenimiento aceptable, fin de la historia, al menos de esta.
El problema no es este. A mí me importa bien poco que se gaste ese dinero siempre que yo no ponga un duro para ello, como es el caso. De hecho, mejor espectáculo, mejor para mí, fin de la duda existencial. El problema viene cuando se exporta esa doble moral. Muchos dicen eso de "es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio", y es cierto. Todos, sin excepción (yo tampoco), vemos los fallos de los demás, y no los propios. La diferencia radica en que mientras algunos callan, otros (al estilo Laporta) no son capaces de guardarse las palabras. Juzgar los propios actos es el primer paso para corregir no sólo nuestra vida sino la del resto, ya que no cabe duda de que hay que empezar por uno mismo. Digo esto aún a riesgo de no saber si tengo potestad para hacerlo, en la conciencia de cada uno lo que prefiera.

sábado, 13 de junio de 2009

Monedas difíciles

No puedo superar el dolor de una moneda tirada al aire. De la cara estampada contra el suelo, contra la mano. Casi siento la presión que la aplasta, ocultándola en favor de la agraciada con la suerte. No soporto las decisiones y el peso de las alternativas que no tomamos, quién pudiera dividirse en dos, y en dos, y en dos, y en dos...

martes, 9 de junio de 2009

Hambre de autopista

Salgo a la calle. Todo esta lleno de gente, más que la mayoría de los días. Hay un funeral en la iglesia de enfrente, ayer se murió la abuela de un amigo. ¿Casualidad? Probablemente, no le vi a él ni a ningún otro conocido. Un guardia de tráfico dirigiendo lo que su nombre indica. Coches por todas partes. Me planto cerca de la iglesia, aunque a unos metros de distancia por respeto, a esperar. Un cuarto de hora es el límite que me doy, y se cumple, no ha venido. No debería sorprenderme, siempre llega tarde, o no llega. Tampoco tiene móvil, debería tenerlo. Cruzo la carretera y subo por una calle algo más pequeña. Dos autobuses recién aparcados y marea de gente. Tiene pinta de viaje del inserso. Me pregunto cuánto contaminará toda aquella marea, o mareas, más bien: metálica y humana. Sigo para adelante, pasando entre las murallas de gente. Qué poca consideración, pero no me sorprende. No es la primera vez que a las personas (les regalo este apodo que normalmente no corresponde) les falta cantar el tan infantil "a tapar la calle, que no pase nadie" para rematar la jugada. Sorteada la barrera humana, consigo llegar al supermercado. Una cerveza, negra, y unos filipinos, blancos. El mundo al revés, quizás. No me importa parecer un poco yonki, la calle es de todos y no molesto a nadie. Además, la cerveza no sienta nada mal antes de comer. Empezamos a caminar. Resulta más aburrido hacerlo solo, pero la música ayuda a superar un poco el tedio. Tras pasar la primera recta, giro a la izquierda. Dejo a mi lado "La Sindical". Así llamada, en su originalidad, porque acoge las sedes de la gran mayoría de los sindicatos de la ciudad. Acera y a la derecha la autopista. El paisaje va degenerando. En vez de tener delante de mí el mar de coches, tráfico y gente, están obreros, gente quizá sin techo que se dedica a limpiar parabrisas, viejos que quizá no deberían haber envejecido tanto. Uno me mira y mira mi cerveza. Pese a no ser exactamente normal, no debe ser habitual ver a gente como yo por esta zona. Cada paso me acerca una fábrica, un obrero, una vida probablemente más pesarosa que la mía. Quizá más feliz, no podría saberlo, pero más dura, eso no lo dudo. Dejo pasar parques maltrechos, pintadas en las paredes. El sol pega con justicia, quizá sea por la hora que hay menos gente, aunque algo me invita a dudarlo. La vieja estación queda a la derecha ya, tanto he avanzado en las vías del tren. Gente dirigiéndose a ellas, quizá mejor no saber a qué. Finalmente, el puente. Nunca algo había sido tan metafórico y literal a la vez. Al alcanzar la blanca y brillante estructura metálica que pasa por encima de las vías del tren vuelvo a la vida normal. Transeúntes de lo más corriente yendo de un lado a otro con bolsas, compras, niños que vuelven de clase, más policías. Cruzo el puente, entro en un bar y pido un café. Voy al baño, ha sido un largo paseo, y vuelvo a la barra. Un euro, no son los ochenta céntimos del presidente pero no está mal. Ojeo el periódico, sesentaisiete millones de euros, lo escribo entero para que se vea más largo, por un tal Kaká, y la portada se la dedican a otro que quieren fichar. Me planteo qué haría cualquiera de ellos, cualquiera de aquellos obreros con ese dinero. Me pregunto por qué no se echan las manos a la cabeza, por qué no huelgas, por qué no lucha. Añoro ese ambiente fabril de la ciudad del siglo diecinueve, y principios del veinte. Envidio a los que pudieron ver eso, aunque quizá no a los que tuvieron que vivirlo. Esto no puedo llamarlo ciudad. Es la hora, apuro el café y salgo. Voy a la salida del instituto, sale ella. Me alieno un poco, me ahorro pensar, pero al menos sonrío, y espero que alguno de ellos, con una llave inglesa quizá, también lo esté haciendo.

Premios 20blogs

Ya conocía, por cierto ganador anterior cuyo blog sigo, estos premios. Mareando la perdiz (más bien el zorro, al que tanto aprecio tengo) he llegado a leer que se convocan los premios que aquí menciono. Diversas categorías, para gustos, y unos mismos premios para todas. Como no podía ser de otra forma, me he decidido a participar. Por un lado porque no pierdo nada, al igual que tantas otras veces, y por otro porque tengo ganas de seguir en la medida de lo posible estos premios y conocer otros blogs interesantes. Sí, parece que quiera dilapidar aún más mi tiempo, y en realidad es así, pero qué se le va a hacer. Disfruto con cosas así, me es suficiente, e invito a que todo el que quiera se apunte, contra más mejor que se dice. Me gustaría, por último, pedir a quién no le suponga un inconveniente que entre a votar (a poder ser por el mío, pero a gusto, como no), ya que hay dos premios, uno que otorga el jurado y otro por parte del público. Eso sí, hay que estar registrado para votar. Cruzando los dedos, pese a saber que es inútil, y que dificulta escribir, os dejo aquí la página para los que quieran votar o inscribirse: Premios 20blogs.

Un saludo.



PD: mi blog aún no está establecido en la página, cuando lo validen (si es que lo hacen) me avisarán, y ya dejaré noticia.

lunes, 8 de junio de 2009

Pau, pau, pau...

Suena la musiquilla típica de las películas de béisbol americanas. No me voy a vestir para jugar, pero algún día tendré un bate para partir cosas, lo prometo. Lo sumaré a mi arsenal personal, que espero que siga creciendo día a día. No, aún no estoy loco, no tanto, esto viene a cuento de una coña típica. Atrás quedó el tiempo en que pensé que estaba muy lejana la selectividad, conocida como PAU (prueba de acceso universitario). Atrás quedaron las coñas que hacía con mis amigos de ir cantando todos juntos "pau, pau, pau". Atrás porque no salen ahora, no por otra cosa. Me toca a mí salir al campo, y preocupaciones las justas. Lo único llegar al mínimo exigido por mí, un 9. Me han dicho que no es complicado, y les creo. Visto como es la enseñanza en este país, no me sorprende mucho. No obstante, vale más curarse en salud. Estudiar un poco, aunque joda, no hace daño a nadie. Hoy empecé con filosofía. Creo que lo dejaré para luego, estoy pensando que debería dedicarme más a matemáticas y biología, dos más durillas. Repasaré algo de química, donde algo es X, cuando X tiende a 0, pero bueno, es un límite. Ya salieron en la tele los de madrid, y cómo ya van a la examinarse felices y contentos, o nerviosos, o alguna cosa de esas. Me pregunto si llegaré a salir yo también. Me parece tan absurdo, pero bueno, comparado con un perro que hace skateboard, que también pusieron, es una noticia de pé a pa, con todas las de la ley. Sería más noticias los resultados, quejas y dificultad de la prueba, pero eso ya es políticamente más incorrecto. Tampoco debería preocuparme por otros resultados que no sean los míos y los de mis allegados. Sintiéndolo mucho por el resto, tengo que mirar por lo mío. Y que venga la bola, que estoy preparado.

domingo, 7 de junio de 2009

Votar, y los gilipollas

Primera vez en mi vida que puedo votar, y que voto. No diré a qué o a quién, ya que eso me atañe tan solo a mí, y a quién me haya insistido tanto como para que se lo cuente. No es que sea un secreto, pero considero que el voto privado es necesario totalmente. Y cómo no, ocasión no exenta de anécdotas que poder reseñar.
La primera, no en orden cronológico, pero sí en el que a mí me apetece ponerla, es que estaba mi entrenador de rugby. No creo que le hiciera mucha gracia, pero estaba allí sentado en una de las mesas, no la que a mí me tocaba, y me preguntó si tenía claro lo que iba a votar. Cosa curiosa, no dijo nada de mi corte pelo (curiosa para cómo es él). Supongo que mejor así que no la cara que puso cuando fui al partido con el pelo blanco y rojo, me doy por satisfecho. Espero esta vez sí ir a rugby el jueves, que llevo tiempo sin poder ir (por causas ajenas, que la pereza no tira en contra del deporte, milagrosamente).
Siguiente anécdota: lo gilipollas que es la gente I. Para votar, como me dijo mi madre, decidí coger un puñado de papeletas y en su momento decidir cuál coger, en parte para que no se sepa qué voy a votar. Pues bien, cogí, me acerqué a una mesa, y me puse a mirar las opciones que había, cogiendo en primer lugar un sobre. A mi izquierda un señor mayor con pinta de despistado, la que podía ser su hija, y el hijo de esta. El mocoso (sí, mocoso) en cuestión tendría unos diez años (salvando mi mal cálculo de edades) y estaba allí mirando papeletas. Al margen de lo incómodo que suponía tener a un niño al lado que no pinta nada curioseando, mientras oigo la cháchara insulsa de la feliz familia, estaba yo desesperado, encajando que se presentaran partidos como la FE de las jons o Falange nosequémás, cuando mi madre salvadora llegó y me dijo: vete a esa otra mesa, que está libre. En efecto, los anteriores ocupantes se habían ido y yo, dichoso entre los dichosos, avanzaba raudo hacia esas papeletas libres de niños. O eso creía yo. A los tres segundos de reloj de estar mirando me encuentro con que la familia me ha seguido. Sus maquiavélicas intenciones de tortura debían consistir en amargar mi primer voto en unas elecciones políticas, porque se habían movido de mesa para ver las mismas malditas papeletas, mientras se oía al niño "cuántos partidos". Solventado el trámite como pude, seguí en la votación. Cuando dije que "por muy extendida que esté la estupidez, esta no debería ser más tolerada" mis padres repusieron que debía de ser menos crítico. Por mi parte, me remitiré para contestar al reno renardo "me suda la polla ser intransigente", si la gente no sabe leer ni comportarse en un sitio público que no vaya a estos.
Última pero no menos importante: gilipollas II. Esto ya tiene poco de anecdótico y mucho de descorazonador. Cuestionarse el sentido del voto puede ser muy desmoralizante. Sí, votaré lo que crea conveniente. Como yo otras muchas personas, también es cierto. Pero... ¿cuántos hay que no? El bipartidismo (turnismo al cambio más 'legal') es un asco. Es un asco no porque no deba haber dos partidos mayoritarios. Estoy de acuerdo en que los más capaces sean los más votados, pero entonces carece de toda lógica la elección de los votantes. No entiendo que la gran mayoría pueda preferir a unos u otros después de haber visto cómo se han dado las cosas. Estoy harto de ese juego absurdo secundado por un 80% del electorado que ya sabe lo que va a votar de aquí a la eternidad. Y aquí, aunque sea lícito mentar el "hasta la polla" del reno también, me quedaré con Ska-p y su "hasta las pelotas de tanta p, de tanta gaviota, de tanto puño y de tanta rosa".

La púa más triste

Y aquí estoy, escribiendo cuando no debería. He llegado a casa ahora de avilés y (aunque algunos puedan dudarlo) no estoy borracho. De hecho apenas he bebido desde que salí de Gijón, tampoco me hizo falta. Se ha ido pintando un día bastante bueno, con sus salvedades y sus malos momentos. De la tarde destaco el vodka y 324, si alguien llega a entender eso último que me lo haga saber. De la noche, queda sin duda alguna el concierto. Si ya me habían amenazado con que en el concierto iban a tocar mucho del disco nuevo y poco de lo antiguo, no hubiera podido ser más dispar. Quitando un par de canciones, que entraban dentro de los márgenes de lo tolerable, todas fueron de las viejas y, como no, de las viejas buenas. Ahora toca la anécdota. Rulo tira una púa. Cae en alguna parte, no sé sabe donde. La buscamos por el suelo, cómo no, pero nada. Pasa el tiempo, pasan canciones, pasa hasta el segurata con el balón que estaban tirando por ahí y tira otra púa. Adri es hábil y no alcanza a cogerla. Casti es rápido, le quedaba cerca, se agacha y coge la púa. Sigue el concierto y yo miro al suelo pensando que debería estar allí. Milagrosamente, entre dos trozos de metal encuentro una púa. No estoy seguro de si era la anterior, o qué era, pero conforme totalmente, y con púa en casa. Con vuestro permiso, una vez referido esto creo que me voy a cenar (o desayunar, o algo parecido), y luego a dormir, ¡buen domingo!

viernes, 5 de junio de 2009

Enviado

Mañana de trámites y poco más. Me levanté y, tras hacer el chorras (cuando no), tocó ir al instituto. Después de preguntarme quién me odiaba tanto que me hizo eso en el pelo (sí, son muy divertidas las secretarias, como me tienen más visto que el tebeo) solicitud en curso. El lunes volveré a recoger mi libro, mi certificado, y tengo la impresión de que tenía algo más que hacer el lunes (igual es ir a clase, pero como no voy no me doy cuenta, mi memoria a vez se escapa). El caso es que tendré que volver a pasar por el instituto, e igual (sólo igual) hasta voy a clase. Debería empezar a preparar alguna cosilla para sacar el 9 y quitarme problemas (con problemas me refiero a padres) de en medio. De cualquier modo, me siento orgulloso y gratificado de no hacer nada de nada de 1900nada. Son unos días raros estos, no es ni verano ni vacaciones, pero tampoco es curso, algo tendré que empezar a apañar. Me tocó también enviar la solicitud de la beca del CNIC. Dudo que lo consiga, pero bueno, por probar que no quede. Metí cosas a esgalla, a ver qué me dicen. De momento sé que la recibieron y está dentro de plazo, queda ver cuando puedo ver si me aceptan o no. A lo tonto metí por ahí la EOI, olimpiadas, deporte, etc. (por más que ponga no creo que reste). También hice una memoria bien escrita, justificada y dividida en varios párrafos, con sangrías y todo. Ahí tocó comentar acerca de la curiosidad, el interés, etc. (costó creérselo, pero al final me quedó bonito y tóh'). Ahora, como para todo, queda esperar, siempre he tenido poca paciencia.

jueves, 4 de junio de 2009

Filosofía con espuma

Cerveza, esa es mi conclusión. Fui, después de una buena vuelta, por llamarlo de alguna manera, a la entrega de premios de la olimpiada de filosofía. Llegar los primeros a la puerta, verlo todo vacío y esperar. Ver pasar una ristra de gente, tres accestits y el tercer premio conocidos, mi tutora, la de histora, mi profesor de química, dos profesores de filosofía, el consejero de cultura, finalmente mis padres... gran desfile de personalidades, o algo xD. Entré el último, colándome entre los accésits. Bonita la cara de la gente al verme a mí entre tanto y tanta repeinaos que había allí pintados. Estaba claro, yo molo más, mucho. Jode quedar cuarto, pero bueno, sé que estoy por delante del resto de accésit, y casi al mismo nivel que los otros. Por premio no se refleja, pero qué se le va a hacer, sobreviviré igualmente. Y considero que mereció de sobra la pena hacer una crítica ácida (¿sé hacer otras?) acerca de los derechos de autor, la SGAE y demás basura que hay esparcida por el mundo (emulsa, por favor). La ceremonia, como no, un coñazo. Tenían que hablar todos los de la mesa. Tenían que soltar royos infames. Tenía que haber discursos ñoños, mal escritos, asquerosos... enfin, no sé, la gente por favor que se apunte a un cursillo o algo y que aprenda a hacer cosas aceptables, si no quieren que me pase la ceremonia riendo. Una pena por Valeria, que se perdió lo mejor, el pincheo. Sidra, vino y cerveza (la última más laureada por mí) que fueron cayendo, además de jamón, queso, croquetas, tortilla... no estuvo mal del todo, y entre medias conversaciones interesantes, o no tanto. Simplemente agradecer que haya venido, y haya sido capaz de aguantar la chapa. Y agradecer la cerveza =P

Animalejos, pobres animalejos

Hoy se trata de reflexionar. Volvemos a esas entradas largas (como ha habido pocas), sin sentido (idem) y que llegan a conclusiones absurdas (bueno, era por seguir los otros dos paréntesis). Pensando sobre que escribir, que a la inspiración no le apetece asomarse por aquí todos los días (pero para vuestra desgracia a mí sí), he ido a parar a mi banner. No porque sea de factura de photoshop ni nada parecido, sino por el bichejo. Sé que ya está trillado, pero es el problema de no haber nacido el primero (¿tuvo que ser orignal ser el primer humano en nacer eh?). Así pues vamos con la fauna de este mundejo que tenemos por aquí. El primer repaso vamos a cedérselo a los animales en peligro de extinción. Toma siglos de diversidad para que vengamos aquí a quitarles de en medio sin miramiento ninguno. Lobos, linces, osos y muchos otros se están quedando sin los bosques europeos. Hace no demasiados años, aunque la memoria no alcanzaré a ello, España era prácticamente una extensión boscosa. Ahora lo único que crece es el ladrillo (y con la crisis ni eso), asfalto y carreteras, y a los árboles que no van a plantaciones no se les ven las hojas. El sumun de la hipocresía, o estupidez, prefiero pensar que es la primera a la segunda, es el espectáculo que aquí, por tierras nórdicas, se da con Paca y Tola. Para evitar la extinción, se las tiene como oro y paño en un recinto cerrado, y se pone con ellas a un tal Furaco, que ni siquiera es de la misma raza, para conservarla supuestamente. Más que otra cosa, lo que ha propiciado es un espectáculo vacuo e insulso alrededor, basura de favores que le hacemos a la naturaleza. Siendo así, prefiero que el ser humano me tenga al margen y no me 'ayude'.
Y si ya tenemos que pasar a las mascotas, el registro sigue subiendo. No llegamos a atacar a las especies directa o indirectamente, sino que las amoldamos al propio ser humano. Hacemos que se adapten a nuestras costumbres, que sean monas... todo lo que una persona podría desear, y temer. Si nosotros mismos renegamos muchas veces de adaptarnos, no entiendo por qué ha de ser diferente en los animales. ¿Si te dijeran que fueras esclavo de alguien aceptarías? ¿Si te dijeran que tienes que quedarte en casa, qué comer, cuándo dormir y cuando salir, y a dónde, aceptarías? ¿Por qué lo hacen ellos? Porque no hay otra elección. Porque están obligados por nuestras largas manos. Y la culpa no es de quién adopta, por decirlo de alguna manera, los animales, descontando los casos de abandono y violencia, en los que la degradación llega a límites extremos, sino de quién en su momento decidió comercializarlo, y quién decide que siga siendo así.
Defintiivamente, el peor de todos los animales es el hombre. De la individualidad he podido comtemplar los mayores y más enterencedores rasgos de humanidad, y de la colectividad la brutalidad más aberrante.

¿Para qué?

Juego a sembrar de brincos mi camino, para que a cada paso sea una aventura el lugar donde caeré, pienso en demostrar teorías olvidadas, para que su recuerdo alegre la ventura de un mal considerado zagal, paro en cañadas oscuras, para que otros vean que sin luz no se está tan mal, disfrazo mi tristeza de sonrisa de gotas de alcohol, para que alegre la tristeza e ironice el sentimiento, cubro de mala hierba las praderas para que se vea que todo puede brotar, desprecio a la gente, para que se vea que lo que debe existir son personas, me río de las fronteras, para que se vea que una línea no puede detener unos pasos decididos, hago arrumacos al trino de pájaros, para la música se alegre de no costar pero sí valer, doy dentelladas al plato que tengo delante, para que el que venga sepa que es mío, te dedico te quieros y poemas, sólo porque quiero.

miércoles, 3 de junio de 2009

Mi cresta

Ya han pasado dos días. Sólo han pasado dos días, debería decir, pero el efecto es el mismo. Ya ha habido presentación pública en el instituto en esta misma mañana. He visto a profesores seguir caminando mientras su cuello hacía esfuerzos visibles por mantener la cabeza en mi dirección. Bocas dislocadas de algunos, y gente que hacía comentarios acerca del cambio de look. Mis compañeros no sabían que decir (o no quisieron decir nada), y me quedo con el único comentario que merece la pena (ya que un "menudo cambio" me dice más bien poco) que es el "Pareces más skin que heavy". Y yo me pregunto, y digo, soy... soy algo, fin, vale, pero nada más lejos de mi intención parecer skin. Todavía que me llamara punk lo habría entendido y hasta secundado, no en vano me encantan los pantalones de camuflaje pero... enfin, da igual. Haciendo un recopilatorio de estos dos días encuentro muchas cosas. Gente que me llama lobo con cresta (después de decir que parezco un pato de los de jardín), y que enseña mi cresta a su abuela (una pena que no le gustara, qué se le va a hacer). Algunas personas que dijeron que me quedaba genial (se agradece mal que bien). Hay también quién me pretende matar. Me han llegado a decir que hasta parecía pijo (odio, mucho odio) o surfero. Lo único que curiosamente no me han llamado es gallo (sexy sí, yeah (H) xDDDDDD). ¡Hasta mi profesora de biología me dijo que me quedaba bien! I win! xD
De todo ello se deduce lo que ya sabía, que las opiniones son como los culos y cada uno tiene la suya. Yo, aunque sólo fuera por comodidad, ya estoy contento, aunque igualmente me gusta como queda, y al que no, mala suerte =P.

¡Animi!

Y seguimos. Hoy tengo que ir a clase. Bueno, a clase, iré a biología, miraré lo que hacen y lo que han hecho y volveré tranquilamente a mi casa. Cada vez estoy más convencido de la inutilidad de ir, pero debería repasar un poco (un poco). De momento (de momento), Lurilla va ganando, pero porque llevo 20 minutos despierto y ya he desayunado, ya daremos más noticias de esto a lo largo del día. Día en el que, por otro lado, voy a sellar mi participación en el metalway (con 187 euros cortesía de mis padres) y en el concierto de la fuga de este sábado (con 20 euros cortesía del que me comprara la entrada del sporting). Ya tengo otro finde más ocupado, para no cambiar la tradición. Viernes tranquilo a echar una partida y sábado de cumpleaños y concierto, creo que no me puedo quejar. Los exámense ya llegarán, que de momento están en la lejanía lejana de dentro de dos semanas. Y yo sigo optimista, como indicaba la primera frase. A modo de anécdota diré que el último de mis regalos de cumpleaños lo recibí este lunes, cosa de... 2 meses y 2 días tarde. No pasa nada tampoco, más vale tarde que nunca. Además, si comparamos con el año pasado, que fueron 4 meses y medio para gran parte de los regalos, se podría considerar eso como un tiempo récord. Bueno, creo que es el último, o al menos el último del que tengo constancia. Y por último, para acabar cerrando esta entrada felicitar a Valeria, que hoy es un poco menos pequeña =P.

Ahora, como diría Brigi, aguuur!!!

martes, 2 de junio de 2009

Animal

Aguanto la respiración
no puedo contenerla más,
intento frenar mis pasos
miento si niego pensar.
no creo que tenga que ver
que me esté volviendo animal
que mi rumbo se desboque
y mi respiración igual
que muerdo, ladro, siento
cada segundo que veo pasar.
Me deshilo en mil y un versos
que la aguja enebrará
no quiero andar sin tientos
sino esquivar el qué dirán.
Maldigo cada segundo
que decidí no actuar,
también cada momento
en que no decidí cambiar.
Ahora ya estoy enfilado
de deseos sin pesar,
drogado de mis pesares
ya no me molestarán.
Puedo abrir de piernas
la maldita soledad,
hacer crujir el frío
que me quiere acorralar
pues contra la pared
no me achanto, voy a matar.
¿Por qué?
Porque ya sé de dónde quiero comer
a donde bailar en quietud de soliloquio,
qué pareado es el que quiero recitar
contigo, perdido en un pajar,
con lágrimas de trigo por cama
y por luz tu sonrisa.

A la soledad

Así me puedo emborrachar de todo o de nada, de tanta patada, de no dormir nunca a tu lado...


Me parecía divertido este fragmento, simplemente (quién pueda entender que entienda). Aparte de precioso, cómo no. Desakato se ha puesto el nº 1 en la lista de reproducción del cacharrejo ese que tengo instalado a la derecha. siempre me dice a la soledad, y me dan ganas de responderle "compañía", pero siempre me contengo por no parecer aún más loco. Las interpretaciones pueden ser varias, en función de lo que uno crea o quiera crear. Si no se cree nada, es casualidad simplemente, o coincidencia, azar, probabilidad... (con el nº exacto de veces que sonó y de canciones que escuché ya la calcularía, una pena), si por otro lado creemos en algo más, podemos pensar que me quiere decir que no esté solo, o que voy a estar solo, disparidades excesivas quizá, pero posibles. También que debo tener cuidado con la soledad, que no es tan mala, que merece una canción... se admiten más posibilidades (aparte de la de que es mi imaginación, que esa ya la contemplo xD). Enfin, mientras, seguiré en espera de más mensajes subliminales que me quiera mandar mi reproductor, seguiré escribiendo y seguiré dando palos de ciego por aquí (lo de estudiar lo seguiré pensando, a ver si me decido). Me despido, que son las 12.40 y aún no he desayunado, se me juntará con la comida si sigo a este paso (y eso que como tarde).

¡Aaaaaauuuuuuuuuuu!

Sí, hoy vamos a aullar. Aullar porque no hay motivo para no hacerlo ni nadie que me lo impida. Ha empezado a sonar la ciudad de dios (aunque dudo que San Agustín hubiera firmado algo así, siendo realistas). La ametralladora de Sodom dando caña en el disco de su mismo nombre, buena forma de abrir la mañana. Aullar también porque merece la pena, y porque me siento mejor. Más liberado que antes, más tranquilo y a la vez inquieto que antes, ambas en el buen sentido. Es como si me hubiera quitado un gran peso de encima (y no lo digo por el pelo), estoy bastante más optimista en todos los sentidos. Lo que tenga que venir vendrá, no hay vuelta de hoja. Creo que he perdido algo de mi mala vergüenza, aunque tampoco sabría asegurarlo. Hoy me siento con ganas de comerme el mundo y, aunque dudo que mi madre me lo ponga para comer dentro de aproximadamente tres horas, no me quejaré demasiado, será lo que tenga que ser. Ganas de quemar las calles, de festejar y de brincar. Este finde la fuga y cumpleaños, el que viene no sé si tengo algo y el siguiente ya estaré camino de Zaragoza con la PAU hecha, arrancando el verano casi de la mejor manera posible. La luz que ciega, Shadow Falls. Quizá había sido eso, quizá lo siga siendo. Quizá demasiada luz me impide ver lo que debería, mis pasos cómo deberían ser y no deslumbradas por el relumbrón de algunas cosas insulsas. Ahora me dicen Refugio que pasaré la noche con el vino. Siendo sinceros lo dudo, aunque no estaría mal. Cierto es que, de poder elegir, escogería alguna compañía un poco más agradable, pero tampoco pintaba mal. No obstante, no hace falta tampoco siempre que esta alegría y este optimismo se esparzan por mis venas al sabor de la sal. ¿Malos vicios? Quizá tenga muchos. Quizá sea cierto también que sólo estoy pa mí, pero yo estoy para casi todo el mundo. El que pueda entender esto bien, el que no tampoco se pierde más que una tontería más de las que aquí ladro, digo aullo, que ya casi me olvidaba del título. Hoy he desterrado el odio, hoy he aprendido a vivir, hoy apelo al amor propio. Quizá sí sea la canción del día, el reproductor lo dirá. O el día lo dirá. O yo lo diré. De momento, espero seguir al son de estas notas descarriadas y del machacón y enloquecedor sonido de todos aquellos a los que quiero y aprecio y, sobre todo, a mi propia marcha, que hoy no será fúnebre, sino propia.

lunes, 1 de junio de 2009

3/3

Cágate en dios, bébete tres, hazte otra vez la cresta.

Vodka

Debía hacerlo, debía hacerlo, debía hacerlo porque:
1. Es vodka
2. Lo dije
3. Es vodka
4. Es vodka
5. Son Reincidentes
6. Para esta y sucesivas, véanse 1, 3 y 4 respectivamente, en ese orden.
...

Una de las paridas que no conté (¡de tantas paridas!) del finde fue con un amigo, y un cacharro de vodka en la mano, no sé cómo surgió la canción de Reincidentes algo cambiada. Pues, ni corto ni perezoso (curioso, ¿verdad?) me puse a rehacerla entera. No quedó excesivamente bien, pero al menos aceptable para mi gusto. Hubiera sido más fácil hacerla de nuevo, pero qué se le va hacer, por Reincidentes, por el vicio, y por el vodka, como no, aquí está:

Vasos llenos, vasos gratis en el bingo, en café y bar, todo vodka;
alcoholismo, dependencia habitual, realismo, todo vodka;
salir a beber pagando con cualquiera que muchos problemas no dé;
ir al cerro a cubatear y el kas como fuente de lucidez.

Sin vodka no puedo estar (vodka, vodka)
sin vodka no quiero ná (en botella).

Abriendo el día por no variar, qué bien se vive
un cacharro, coge dos, cuenta tres, bebe aún más, suma y sigue
comprar y comprar diciendo que responde a una necesidad
con vodka estoy mejor, sociabilidad, es mi vida y es verdad.

Sin vodka no puedo estar (vodka, vodka)
sin vodka no quiero ná (en botella).
sin vodka no puedo estar (vodka, vodka)
sin vodka no quiero ná (en garrafa).

No paran de criticar
o más bien despotricar
la juventud busca su perdición
con tanto vodka.

Litronear en las plazas es un acto de vandalismo
pero también lo es protestar o abrir bares distintos
beber solo queda mal, también es antisocial pero nos gusta igual,
vodka, mucho, en cantidad, en libertad, igualdad y fraternidad.

Sin vodka no puedo estar (vodka, vodka)
sin vodka no quiero ná (en botella).
sin vodka no puedo estar (vodka, vodka)
sin vodka no quiero ná (en botella, en garrafa).