jueves, 12 de noviembre de 2009

Borracho de amor, de suenos, de infiernos que se tornan paraíso con un cambio de estación, o vuelan con alas de fuego hacia un perfecto infinito en la aurora de un lugar sin cuentos. Primera copa que escurre sus últimas gotas sobre la imaginación sobrealimentada de esperanzas y asfixiada en nulos objetivos. Tierna la desgracia en la segunda que tira el dominó sin la última pieza, puzzle roto a la mitad, abrigo descosido de alfileres aún prendidos que hieren el pecho y el querer. Fogosa la tercera que llama al cantar, al seguir, al correr, al volar hacia el anhelo, a realizar con motas de color del delito la ensoñación imperecedera del subconsciente, que caduca con cada luna y se modela a cada instante. Ebrio de sentimientos castrados, con duros y sordos quejidos que aterran el resto del alma y atormentan los sentidos, causan oscuros desgarron, tornan negro lo vivido, nublan cada día que pasa, oscurecen todo con el olvido. Y retomaré cauce de sangriento vino, y seguiré tras de tres, el cuarto que me espera, y entre las cuatro paredes y los cuatro ríos de pasión desgranaré mis entrañas en líneas que, quién sabe, quizás enseñe al sol.

3 comentarios:

Miriam dijo...

Me alegro de que hayas vuelto, me agrada poder volver a leerte!
Me gusta el texto, por cierto! Un beso :)

Avleria dijo...

Precioso, como siempre.

Transeúnte dijo...

Me alegra que hayas vuelto.
El texto es genial.

Hasta otra :)