viernes, 20 de noviembre de 2009

Y miras por la ventana
viendo la lluvia ayer
sintiendo sus suaves caricias,
en verdad no quieres ver.
Se te escapan las razones,
las que yo también pensé,
te despiertas, hablas a voces,
no sabes ni para quién.
Pues todo ya es amargura,
nada encuentras al querer
que no halla pasado a la vida
de lo que pudo ser y no fue.
Sientes ya tu alma rota,
algo tuvo que caer,
se partieron los pedazos
que componía tu ser
y te ves cosído y hambriento
sin nada ya que comer,
te alimentas de los versos
que luz no pudieron tener.
Tú a todos los opacaste
a ninguno yo encontré,
pues de mí los escondías
con razón, ahora lo sé.

De garfios de manos en ristre
tu secreto se escapó
luz diste a la simiente
pero ya se marchitó.
En verdad marchita estaba
de no ver jamás el sol,
toca buscar más semilla
para encontrar el verdor.
Mas tú, que tanto esperas
sigues sin ver el error,
con afán y esmero riegas
lo que hace tiempo murió.
Piensa, en última instancia
que Amanecer volvió
que la verdad cuando espera
demora también el olvido.

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