Amarrado el espíritu
queda pues el cuerpo atado
oprimido por cadenas
que me unen al pasado.
Echo ya la vista atrás,
y miro lo que he dejado
escondido en un cajón
donde aún nadie ha mirado.
Descubro rimas y versos,
jirones que ya olvidados
tomado habían mis sueños,
las esperanzas talado.
Ahora no son más que eso,
tinta en papel ajado
cuyos bordes arrugué
cuando me encontró el enfado.
Los recojo entre mis dedos,
los rescoldos ya quemados,
un día ardieron con fuerza
no sé si hoy dicen algo.
¿Serán estas líneas más?
¿Otro papel arrugado?
Quizá al volver la vista atrás
pero hoy me han cautivado.
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