En la elegante noche
que luce fina y coqueta
el sobrio y triste manto
de estrellas y negra seda.
Frío ónice marmóreo,
escurre fría y severa,
tus rayos, reflejos quedos,
dueña de dichas fronteras.
Discurre con cruel cautela
eludiendo el carro de Apolo
fugaz es para ti el tiempo
para mí un suspiro tan solo.
Te escondes niña traviesa
entre la cortina blanca
que de la tierra brota
mas tu espectro no escapa.
Cuando te busco te apartas,
cuando te pierdo me encuentras,
si suspiro me cantas
estás ahí aunque no te sienta...
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