Esta recurrente frase de una canción de Melendi, poso de una etapa oscura, o quizá mucho más clara, de mi vida, no es del todo cierta. En cambio, sí vuelvo a trasnochar. Por decreto, por gusto, porque me apetece ponerme a las letras, compartidas y propias, dejarme por motor un pedazo de música. Porque me debo mis, como poco, dos páginas que sean granito de arena para la novela.
Sin embargo, también vuelvo a traficar. A traficar con sueños e ilusiones.
No suelo escribir por, para o acerca de la gente. Lo he hecho en contadas ocasiones, y por mal llamado amor. La mayoría de mis poemas de amor son huérfanos de madre. Se vuelca un sentimiento que no sé si he tenido ni si tendré. Contadas con los dedos de una mano, y si no recuerdo mal me sobran tres, son las veces que he escrito como dije. Voy a robarme un dedo.
Porque sí, es una princesita, pajarito o personita, a mi gusto y discrección, según mis ganas de molestar. Es bajita (en realidad no tanto, pero no se lo digáis, lo leerá sola) y frágil. Al menos esto último se empeña en repetirme cuando la agredo, de forma cariñosa y suave (no admito correción en este punto). Pero el caso es que, frágil o no, lleva años aquí, a mi lado, y siempre la he visto entera. Siempre escuchando, aunque las más de las veces contando. Esto en realidad es culpa mía, si es que es culpa alguna, no me gusta hablar más allá de lo que considero banal las más de las veces. Aún así, es una de las personas a las que más confesiones le he hecho. También aprecio el hecho de que sea una de las personas que, en la sombra al principio, luego no tanto, me ha leído.
Quiero considerar también que me ha apoyado, a su manera, peculiar en algunos casos, pero apoyado al fin y al cabo. Quiero agradecerle también el ser borde, aunque nunca llegará a mi nivel cuando me harto. Resulta bastante complicado, y me siento honrado de ostentar tal nivel de bordería como para espantar a las moscas. También sus paseos, tonterías, múltiples momentos pasados, las conversaciones acerca de la vida (no lo niegues, te has reído) y un sinfín de momentos que, de momento, acaban en hoy. Las lágrimas y confesiones forman parte de este elenco de pensamientos y recuerdos a agradecer, y, creo, a este bicho le queda poco más que desear que se alargue esta estela de abrazos, canciones que hablan de asesinatos, golpes de ego y sonrisas mal disimuladas.
Gracias, espero que recojas ese corazón aplastado y pisoteado del suelo, que por lo que habrás leído no hace falta. Pátata, y lo sabes.
PD: sí, soy lo peor de lo peor de lo peor de lo peor de lo peor de lo peor de lo peor de lo peor de lo peor y en aumento, pero también soy genial, y cuando dices "es que es jodidamente listo" le quitas credibilidad a cuando me llamas idiota, así que lo siento.
1 comentario:
Primero: es patáta y lo sabes, ¡esta guerra la gano yo! ¬¬
Segundo: Sí, me he reido, mucho, sobre todo con el PD, pero yo no digo que seas jodidamente listo, digo que eres genial, y eso también lo niego. Ea. *saca la lengua*
Y bueno, iba a decir algo más pero creo que me quedo con dos cosas breves pero claras: que te quiero, y que gracias a ti. :)
(PD: Patáta, patáta, patáta, patáta, patáta, patáta, patáta, patáta, patáta, patáta, cabronazo xD)
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