"Y ahora este sitio está lleno de noches sin arte, de abrazos vacíos, de mundos aparte...". Casi profético, me recibe después de un cambio más, y ya van unos cuantos, en la música y la estética del blog. La verdad es que me siento más cómodo en este nuevo formato, que investigaré un poco más en futuras visitas, siempre me sentí más cómodo con el negro y los tonos oscuros que así.
Y hoy me han recibido el día como un oso panda, con ojeras no farloperas, al contrario que lo que dijeran Lehendakaris. Trasnochar siempre fue malo, y siempre me gustó. Siento una particular atracción por esas horas de nadie, de quién las quiera coger. Esas horas en que la gente normal duerme, la gente menos normal trabaja, y algunos estamos en vela. El sostenerse hasta que ves más lejos el anochecer que el amanecer. Esa extraña claridad de ideas, esa paz, el saber que nadie, quitando telefónica, te molestará. Un vodka en la mesilla y mecer en arrumacos las palabras. Sí, me gusta trasnochar, no me convencen las mañanas.
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