domingo, 18 de julio de 2010

After the storm, behind the calm

Frenético, demoledor, sorprendente y poco convencional. Palos a mi cuerpo por todos y cada uno de los frentes, y mañana más y peor, como no puede ser de otra manera. Seguir tragando sin atragantarse, Zirrosis. Sigo donando pedazos de locura a mis noches, parches de sinrazón a las horas muertas, originalidad al momento presente y un ramillete de egoismo al querer. Recojo el significado de ver amanecer, destilando hasta el dolor de un "toca madrugar". El papel de lija para escribir los versos de tormento ha ido raspando la dura historia hasta quedar menos que un dibujo, más que un bosquejo de sinsabor. Se fríen al sol del desierto la prudencia y el prudente, machacados por la tórrida desesperación de una huida hacia adelante. Del frío trae el instante congelado la memoria, ese punto de vergüenza que diferencia noche y desenfreno, actividad y epilepsia. Y yo, ¿qué queda de mí, exprimido hasta pulpa de sueños?

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