lunes, 23 de febrero de 2009

Ahorra delirios mi niña
Que ahora la noche escampa
Y cuando llegue el día
Delirios tendrá mi alma.
Deseará estar contigo,
Y no abandonar tu cama
Soñará con estos versos,
Que yo te los regalaba…

domingo, 22 de febrero de 2009

Educación

De nuevo me toca narrar una anécdota. Misma calle del niño simpático, veinte metros más adelante en la parada del autobús. Aproximadamente las diez menos cuarto de la mañana. Yo rumiando y maldiciendo los diez minutos de bus que me quedaban por esperar. De repente, aparece una señora mayor (unos sesenta años aproximadamente) y me saluda con un "buenos días". Respondí de forma automática. Sin embargo, cuando el banco se hundió bajo su peso (de repente te parece decrecer unos tres centímetros) me paré a pensar. ¿Cuántas veces te saluda (o saludas) a un desconocido en esas circunstancias? Y, si se quiere considerar "agravante", por las pintas que llevaba alguna vez una señora de edad similar se cambió de acera (o esa impresión dio). Cuestiones curiosas, diferente educación para una diferente generación.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Que el sol vuelva a estar cojo
y que no llegue a salir.
Que no quiero estar solo,
que no quiero estar sin ti.

Garabatos en un vaso

Fue una rápida declaración de intenciones. Ella me dijo indirecta y espontáneamente que tenía novio. Yo la descarté instantánea y automáticamente. Sin embargo, no me fui entonces, al menos era simpática.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Voces en la oscuridad

Al poco de comenzar el día le llegó la noticia. En un principio no supo muy bien cómo tomárselo ya que, pese a que por un lado no le resultaba muy sorprendente, los últimos días que había pasado con ella los habían acercado aún más. “Definitivamente –pensó– habría sido mejor que no me hubiese conocido”. Desde el principio le había parecido una mujer bastante agraciada. Tenía un físico que, sin llegar a lo extraordinario, resultaba agradable a la vista, y se veía resaltado por su forma de vestir, siempre bien escogida y bastante discreta. Había sido una buena estudiante en una universidad notable, alejada del coloquial bullicio y actividad frenética que acostumbran a tener las ciudades grandes. Su carácter no hacía más que acentuar lo anterior, y en última instancia le costaba adivinar cómo había acabado trabajando con él. “Muerta, ahora está muerta” se repitió. Aquél misterio, perteneciente a una época muy lejana en el tiempo, aunque no sabría decir hacia donde, le había traído de cabeza los últimos años. Pese a que hubiera sido mucho mejor abandonarlo tras los primeros y decepcionantes meses de infructuosa investigación, su testarudez había podido más que él y le había jugado una mala pasada. “Nunca debimos entrar, sabíamos lo que podía pasar y aún así…” de repente se vio interrumpido en sus pensamientos por una extraña voz que, como descubrió horrorizado, procedía de su propia cabeza. Aquellas disformes palabras resonaban en su cráneo, soberbias, sombrías y guturales. El conjunto en contra de toda armonía resultaba una tortura ya que, además, no era capaz de captar o retener siquiera una de ellas. Ese grotesco sentimiento de urgencia que provoca la muerte, le mataba.




Este es el primer relato que hice en un taller de narrativa hace ahora seis días, un poco retocado, esperemos que salga algo más de ahí.

domingo, 8 de febrero de 2009

Bing, Bang, Bung!

Y sintió el frío del acero contra su sién, la punzante sensación del metal sobre el hueso a través de unas finas capas de células, el pulso acelerado con un corazón alterado pugnando por salir de su pecho atravesando la caja torácica y buscando otro lugar en que latir, un sudor frío y nervioso corriendo por todo el cuerpo y empapando la ropa, el labio inferior arañado inconscientemente por los incisivos y caninos superiores, cada vez con más fuerza, y una mano temblando con miedo e indeción.
Al fin, unos ojos cerrado, un ruido sordo, una nota de: "Perdón por ensuciar" encima de la mesita y un cuerpo cayendo a plomo sobre el parquet que ya comenzaba a lucir el carmín de su totalmente reciente tintura.






Pondría más, pero no hay tiempo, corazones de verdad, dibujados en odiosas hojas con sus pertinentes descripciones me esperan, hasta otra.

jueves, 5 de febrero de 2009

Y volar

Y con un beso volar, volar lejos de aquí a donde la tierra no me ate, no tenga raíces ni mantos que me cubran y pueda ver el sol claramente, poder salir, crecer y moverme con libertad como el pájaro que escapa de su jaula para adentrarse en lo desconocido. ¿Más peligroso? Quizás, pero el peligro se compensa con el sabor del aire fresco, con requerida mención a la canción de Medina Azahara. Y... tras esto, sólo necesito un delirio de carmín para abrir la marcha hacia las nubes a tumbarme al sol, disfrutar de la brisa y de un nosotros que me quite el techo y las paredes que me atenazan y se estrechan oprimiendo el corazón con la razón.

lunes, 2 de febrero de 2009

Y con medalla

Hoy me he levantado algo revuelto y con un dolor de cabeza digno de mis mejores resacas (que nadie se crea que esto es poco). Desde luego no es algo digno de elogio ni que me halla ayudado a empezar el día con alegría, pero bueno, unas horas más de sueño y estaba en pie, "malherido y malcosido", pero en pie al fin y al cabo. Un ratejo de distracción fue entonces la meta, ya que no me arriesgué a desayunar, no conviene tentar a la suerte. Fue entonces cuando comenzamos a acoger la anécdota que ahora nos atañe, y es que lo que comenzó como una llamada de una voz rasgada (rasgada como la mía tras una botella de vodka, pero bastante más aguda) que al principio me pareció una broma telefónica de mi tía Ana (si, más de una vez forzó bastante la voz para ello) y que concluiría dejándome a mí como ganador de la olimpiada matemática asturiana. Siendo sinceros, aún a posteriori, pensé que me había salido bien, pero mis elucubraciones me dejaban entre los diez primeros, ni mucho menos este resultado.

Ahora sólo me queda aclarar algunos asuntillos y prepararme para el viaje a Girona (Saint Feliu del Gixols, creo que es, no sé si así escrito) y a volver a intentarlo, y sí, hoy me acostaré con una "medalla de oro" (ya podían darla xD).

domingo, 1 de febrero de 2009

Desvaríos de un borracho

En ocasiones uno se pregunta por qué vivir, pero siempre me quedará el "merece la pena ser feliz". Con más kalimotxo que sangre en vena, sin estar realmente borracho pero lo suficientemente despreocupado como para no callar, tan sólo me queda decir que esta noche y siempre he decidido ir a por ti.


"Es bueno cambiar de aires mientras sigas respirando"


"Encojo el corazón al pensar en tus caricias no vaya a ser que lo toquen y resulte que era mentira"