domingo, 8 de febrero de 2009

Bing, Bang, Bung!

Y sintió el frío del acero contra su sién, la punzante sensación del metal sobre el hueso a través de unas finas capas de células, el pulso acelerado con un corazón alterado pugnando por salir de su pecho atravesando la caja torácica y buscando otro lugar en que latir, un sudor frío y nervioso corriendo por todo el cuerpo y empapando la ropa, el labio inferior arañado inconscientemente por los incisivos y caninos superiores, cada vez con más fuerza, y una mano temblando con miedo e indeción.
Al fin, unos ojos cerrado, un ruido sordo, una nota de: "Perdón por ensuciar" encima de la mesita y un cuerpo cayendo a plomo sobre el parquet que ya comenzaba a lucir el carmín de su totalmente reciente tintura.






Pondría más, pero no hay tiempo, corazones de verdad, dibujados en odiosas hojas con sus pertinentes descripciones me esperan, hasta otra.

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