miércoles, 11 de febrero de 2009

Voces en la oscuridad

Al poco de comenzar el día le llegó la noticia. En un principio no supo muy bien cómo tomárselo ya que, pese a que por un lado no le resultaba muy sorprendente, los últimos días que había pasado con ella los habían acercado aún más. “Definitivamente –pensó– habría sido mejor que no me hubiese conocido”. Desde el principio le había parecido una mujer bastante agraciada. Tenía un físico que, sin llegar a lo extraordinario, resultaba agradable a la vista, y se veía resaltado por su forma de vestir, siempre bien escogida y bastante discreta. Había sido una buena estudiante en una universidad notable, alejada del coloquial bullicio y actividad frenética que acostumbran a tener las ciudades grandes. Su carácter no hacía más que acentuar lo anterior, y en última instancia le costaba adivinar cómo había acabado trabajando con él. “Muerta, ahora está muerta” se repitió. Aquél misterio, perteneciente a una época muy lejana en el tiempo, aunque no sabría decir hacia donde, le había traído de cabeza los últimos años. Pese a que hubiera sido mucho mejor abandonarlo tras los primeros y decepcionantes meses de infructuosa investigación, su testarudez había podido más que él y le había jugado una mala pasada. “Nunca debimos entrar, sabíamos lo que podía pasar y aún así…” de repente se vio interrumpido en sus pensamientos por una extraña voz que, como descubrió horrorizado, procedía de su propia cabeza. Aquellas disformes palabras resonaban en su cráneo, soberbias, sombrías y guturales. El conjunto en contra de toda armonía resultaba una tortura ya que, además, no era capaz de captar o retener siquiera una de ellas. Ese grotesco sentimiento de urgencia que provoca la muerte, le mataba.




Este es el primer relato que hice en un taller de narrativa hace ahora seis días, un poco retocado, esperemos que salga algo más de ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

de momento promete (weno, o eso me parece, aunqe mi pinion no suele ser muy valida en esto xD), a ver que tal va ^^