domingo, 22 de febrero de 2009

Educación

De nuevo me toca narrar una anécdota. Misma calle del niño simpático, veinte metros más adelante en la parada del autobús. Aproximadamente las diez menos cuarto de la mañana. Yo rumiando y maldiciendo los diez minutos de bus que me quedaban por esperar. De repente, aparece una señora mayor (unos sesenta años aproximadamente) y me saluda con un "buenos días". Respondí de forma automática. Sin embargo, cuando el banco se hundió bajo su peso (de repente te parece decrecer unos tres centímetros) me paré a pensar. ¿Cuántas veces te saluda (o saludas) a un desconocido en esas circunstancias? Y, si se quiere considerar "agravante", por las pintas que llevaba alguna vez una señora de edad similar se cambió de acera (o esa impresión dio). Cuestiones curiosas, diferente educación para una diferente generación.

1 comentario:

Deamar dijo...

Curioso, ciertamente curioso.