sábado, 15 de mayo de 2010

Del cielo la envidia era blanca

Brilla la luna en su entierro,
que las luces dan mal fario
se relame el olmo viejo
del astro presa de escarnio.
Decantados ancestrales celos
en matraz secundario
no valieron ya los lamentos
deslizado ya el sudario
Manto del frío negro,
el color da mal fario.
Manto de olor a muerto,
sin remilgos sepultadlo.
Que no haya de ser el cielo
mientras concibe su parto
quién llore lo que yo veo
quemen mis carnes el llanto.
Nace la luna en el ciego
firmamento desnudo y descalzo
otra vez sale a paseo
su sino ya está marcado
En sucinto silencio leo
en los ojos díafanos
el sutil, ruín anhelo,
nacido en dársena el barco,
de robarle miradas a un sueño.
Y así poner cerco al marco
pintado ya el lienzo
amores de verdad matan al cielo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien vale un... ¿silencio? No, mejor llenar la atmósfera de gritos sin alma, solo cuerpos.