Tan cansado de pasear bajo el sol
que decidí hacerme un sitio entre las nubes,
resolví que si no había luz
no encontraría sombra que me asuste.
Y tras tantos años de vagar en penumbra,
de adecuar los sueños al color del gris,
de masticar y tragar las pasiones,
y vomitar en color carmesí,
resulta que soy una sombra,
sombra de aquello que fui,
y por opacar mi camino
me asusta la luz que hay en ti.
Me quemo, me hielo y me pierdo
borrado en un sueño febril,
quizás me acerqué tanto al negro,
quizás me alejé y te perdí.
En la fría penumbra yo miro
pensando si habrá para mí
alguien cuya luz sea tan fría
que pueda conmigo compartir.
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