Y beber en frascos de cristal amargura que da la vida, de color de porcelana la mirada y el alma siempre perdida. Amor de miradas son las caricias que barren de la piel las heridas y dejan firme y erizado el vello al volar del deseo. Escupen el saber de años pasados y oscuros secretos en sus deliciosos amagos, vivos del querer, del despertar. ¿Y si al abrigo de una noche de primavera, cuando el amor deshiela y la garganta anhela saliva para cantar, encontrara al ladrar quién me quiera?
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