Quiero pensar que esta es la manera de darme un aire nuevo. Uno que no me asfixie, vicioso, gastado y caduco. De ver las cosas de otro modo. Dejar que surjan las palabras de dentro, dejar de ser yo el que lo ordene, lo coarte y lo subleve todo a lo que debe ser. Liberarme de mis cadenas.
Decir que me encanta acurrucarme en la cama por las mañanas, cuando puedo dar una vuelta más y dormir. Me encanta salir de fiesta, beber, perder el control, recuperarlo y saber que por mucho que al día siguiente esté mal, mereció la pena. Me encanta hacer deporte, sudar, pelear y esforzarme. Dar lo máximo de mí, porque con eso me puedo sentir satisfecho. Me gusta el sol, me gusta tirarme en la hierba cuando hace bueno con alguien al lado. Incluso con una cerveza (bueno, esto no sorprende a nadie). Adoro la comida, me encanta probar casi todo, me encanta comer hasta reventar igual que me encanta una comida tranquila y medida. Me gusta la gente abierta, los abrazos, las sonrisas. Sobre todo las sonrisas. Me gusta escribir, aunque no lo haga tanto como debería, me gusta relacionarme con la gente y me gustaría poder hacerlo más. Me gustaría sentir que me comporto justamente con todos pero probablemente no sea así. Me encanta el olor a hierba mojada, ir de tapas, las sorpresas, lo inesperado. Me encanta jugar a casi todo, quizá a todo, no lo sé (mentira, no soporto el yo nunca y alguna otra bazofia similar). Me gustan las armas, la edad media, el romanticismo, los libros, y el aroma de los libros viejos. Me gusta estrenar cosas, me gusta regalar cosas y viajar...
Me gustan muchas cosas más, que probablemente no recuerde, o no quiera recordar.
Me gustas tú.
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