Le debo una disculpa a Lucía por no intentar reconvertir escombros en una amistad y dejar que la lluvia se lo llevara todo, por pasar en la medida en que no me importaba lo suficiente.
Le debo otra a Bea por estas vacaciones por las que he pasado como un fantasma, sin dar señales de vida, y sin ponerla en el lugar que realmente ocupa.
Otra va para la gente a la que no he dedicado suficiente atención, como puedan ser Alba, Nuria, Lew... gente con la que me hubiera gustado guardar más contacto.
Una se queda en la gente que conocí aquí y a la cuál no he correspondido en varias ocasiones como debería las consideraciones que han tenido conmigo, en concreto Pelayo y David. Espero poder arreglarlo antes de irme, o que se vayan.
La última no es una, son muchas, demasiadas. Demasiadas disculpas que les debo a mis padres por hacerles cargar más de una vez con mi mal humor, mi dejadez y en general con un gran elenco de defectos con los que ellos, mucho más que nadie, han tenido que tragar.
En definitiva, os quiero a todos.